Brasil/ De los escombros de la economía del Estado surgen organizaciones criminales. [Daniel Hirata - Entrevista]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Lun Sep 19 23:04:50 UYT 2022
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Correspondencia de Prensa
19 de septiembre 2022
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Brasil
Entrevista con Daniel Hirata
De los escombros de la economía del Estado brasileño surgen organizaciones
criminales
Al analizar los actuales procesos de destrucción de la protección social, el
profesor recuerda el origen de las milicias y reflexiona sobre la relación
de estos grupos con el Estado.
João Vitor Santos
Revista IHU-Online, 19-9-2022
https://www.ihu.unisinos.br/
Traducción de Correspondencia de Prensa
En tiempos de campaña electoral, e incluso antes, se escucha mucho que, dada
la criminalidad y la violencia en Brasil, "vivimos en un Estado miliciano".
¿Pero qué significa esto? Para el profesor Daniel Hirata, no hay que seguir
con la idea de que las milicias, como organización criminal, constituyen
otro tipo de Estado. "No es un proyecto más del Estado; se hace
conjuntamente con el Estado", observa. En otras palabras, significa pensar
que la milicia necesita esta estructura del Estado tal como la conocemos
para constituirse y sobrevivir.
Para él, también es un error pensar que la milicia y el narcotráfico ganan
espacio a través de conflictos directos entre ellos. "Las milicias no crecen
enfrentándose a las facciones del narcotráfico, sino expandiendo el control
territorial armado sobre nuevas áreas, y esta vectorización del control
territorial, a través de la expansión de las milicias, parece ser
responsable de un cambio en el fenómeno del control territorial armado",
explica.
Así, podemos entender que mientras haya narcotráfico, habrá milicias, ya que
el primer grupo siempre ofrecerá una forma alternativa de protección. ¿Pero
qué pasa con el Estado? Aparentemente, quedará en ruinas, en las que la
milicia encuentra espacio para fundar sus pilares. "Nuestro presente apunta
a un futuro y está relacionado con una serie de procesos contemporáneos de
destrucción de las formas de protección social, de la producción de la
competencia como forma de producir subjetividades y del ascenso de la
extrema derecha radicalizada", añade Hirata.
Daniel Hirata es profesor asociado del Departamento de Sociología y
Metodología en Ciencias Sociales de la Universidad Federal Fluminense - UFF,
del Programa de Postgrado en Sociología (PPGS/UFF) y del Programa de
Postgrado en Sociología y Derecho (PPGSD-UFF). Es coordinador del Núcleo de
Estudos dos Novos (GENI-UFF). Es doctor en Sociología por la Universidad de
São Paulo - USP, con prácticas doctorales en la Université de Toulouse-le
Mirail y en la École des Hautes Etudes en Sciences Sociales, ambas en
Francia. También tiene un máster en sociología y una licenciatura en
Ciencias Sociales por la USP.
- ¿Cómo analiza los constantes ataques a todo lo que entendemos como bases
de un régimen democrático?
Como diría Millôr Fernandes, "Brasil tiene un inmenso pasado por delante",
un pasado que tiene que ver con los legados no resueltos de la esclavitud,
el racismo, la intolerancia, el desprecio a los pobres, el patriarcado, un
Estado violentamente autoritario...
Al mismo tiempo, nuestro presente apunta a un futuro y conecta con una serie
de procesos contemporáneos de destrucción de las formas de protección
social, de la producción de la competencia como forma de producción de
subjetividades y del ascenso de la extrema derecha radicalizada. Así que, de
esta manera, me parece que tenemos que ajustar cuentas con nuestro pasado y
enfrentarnos seriamente a estas ruinas del capitalismo y a estos jirones de
democracia liberal. Es difícil.
- ¿Por qué la revolución social que vivimos en la primera década del 2000 se
convirtió en la aridez de esta coyuntura que hemos vivido?
De hecho, no sé si lo que vivimos en la década de 2000 podría llamarse
revolución, me parece que fue más bien un reformismo de lo posible y un
reformismo débil. Pero en un país como Brasil esto ya es mucho. Basta con
que una parte de las élites políticas y económicas se levanten contra estos
importantes y pequeños avances.
También es importante decir que es el resultado del descontento de una parte
de la población que se ha sentido menospreciada y que se vuelve contra el
Estado en las diversas formas posibles de resentimiento. Se trata de una
alianza de grupos sociales que produjo una especie de contraataque a la
democracia que canalizó el bolsonarismo.
- ¿Qué transformaciones ha sufrido la vida en la periferia en estos últimos
20 años? ¿Qué relaciones podemos establecer entre estas transformaciones y
la delincuencia organizada?
En estos 20 años, el crimen ha cambiado mucho. Por un lado, tenemos la
expansión del Primer Comando de la Capital (PCC) como grupo que se ha
internacionalizado enormemente. Por otro lado están las milicias, que han
crecido exponencialmente. Se trata de fenómenos diferentes, que la mayoría
de las veces se colocan en una misma categoría paraguas que encubre más que
explica procesos distintos.
Lo que tienen en común es que han ganado posiciones económicas importantes y
se han impuesto sobre sus rivales, pero las interfaces políticas me parecen
diferentes, es decir, las relaciones con el Estado. Las milicias están mucho
más cerca de los agentes estatales, lo que no significa que la cobertura de
ciertos agentes estatales no sea fundamental para el negocio del PCC.
También me parece que hay diferencias en las moralidades en las que se basan
estos grupos, y esto sería muy importante para avanzar en la comprensión.
Las milicias se basan en una especie de "amor al uniforme", el PCC se vuelve
contra lo que llama "el sistema", ambos se oponen a la "moral cívica", por
supuesto, pero las formas de ejercer la construcción de un orden social
criminal se basan en bases que son diferentes. Estas diferencias son
importantes para entender como esto se conecta con las transformaciones más
recientes de la sociedad brasileña de los últimos 20 años.
- Teniendo en cuenta el auge de las milicias en los últimos años, ¿podemos
considerar que representa el fracaso del Estado en las periferias, o sería
otro proyecto de Estado?
No es un proyecto estatal más, se hace junto con el Estado. Para dialogar
con Gabriel Feltran, los "jagunços" (1) y la expansión de las milicias son
el "gran levantamiento de los jagunços". ¿Qué significa esto? Eran personas
que ya estaban presentes en el mundo criminal, que ya sabían cómo
funcionaban los esquemas políticos y económicos en las penumbras entre la
legalidad/ilegalidad, ya tenían armas y en un momento dado se preguntaron si
ellos mismos no podrían tomar el control político y económico de los lugares
donde estaban.
La vieja mezcla de asesinos, bicheiros (mafiosos del juego clandestino: ndt)
y policías que actúan bajo las formas de una economía extractivista y un
proyecto autoritario de poder social y estatal son los elementos fundadores
de las milicias. En resumen: estos grupos operan en los escombros de la
economía y el Estado brasileños, a través de una ética relacionada con el
elogio del uso de la fuerza no acordada para resolver conflictos y actuar
violentamente sobre territorios y poblaciones - lo llamamos la "ética de la
milicia y el espíritu del capitalismo extractivista" en un artículo
reciente.
- Recientemente, usted estudió el impacto de las acciones legales en la
preservación de las vidas en las favelas. ¿Qué es lo que más le ha
sorprendido de este estudio? ¿Cuáles son los límites de que esta
preservación de la vida esté vinculada únicamente a las medidas judiciales?
Las acciones judiciales se han mostrado centrales en la misma medida en que
se han vaciado o destruido los canales de mediación política. De este modo,
la ADPF de las favelas [Argumento de Incumplimiento del Precepto Fundamental
635, conocido como "ADPF de las Favelas"], heredera de la Acción Civil
Pública de Maré - ACP del caso Nova Brasilia y de muchas otras, se ha
mostrado como una alternativa para forzar una acción más ciudadana y la
preservación de la vida de los negros y de las favelas.
Además de conseguir algunos logros importantes, en estos tiempos
autoritarios, mantienen coaliciones de acción en materia de derechos humanos
y democracia. De hecho, históricamente, fue más en respuesta a la presión de
la sociedad civil que a las iniciativas del Estado que hemos avanzado en
Brasil en el enfrentamiento de estos delicados temas.
Tomemos el caso de la ADPF en las favelas. Se formó como respuesta a los
efectos letales de este aumento de la autonomía y la arbitrariedad de la
policía fluminense, en 2019 se formó una gran coalición en torno a la ADPF
de las Favelas y logró, a través de una decisión de amparo del Supremos
Tribunal Federal (STF) en 2020, restringir las operaciones policiales. Sin
un aumento de los delitos contra la vida y la propiedad -de hecho, los
homicidios, los robos y los asaltos a mano armada disminuyeron durante este
periodo-, la ADPF consiguió reducir la letalidad policial en un 75% durante
los cuatro meses en que la decisión fue relativamente respetada.
Sin embargo, a principios de 2021, cuando las afrentas a la decisión del STF
se multiplicaban en las recurrentes operaciones policiales, el 6 de mayo, en
Jacarezinho, tuvo lugar la operación con el mayor número de muertes de la
historia de Río de Janeiro, con 29 personas muertas.
Poco después de la operación, bautizada como "exceptis" en referencia a la
decisión del STF, las autoridades policiales celebraron una rueda de prensa
llena de ironía o de abierta crítica al "activismo judicial" del STF. Entre
las líneas del discurso, la policía civil declaró solemnemente que no
aceptaría la decisión del máximo tribunal de la judicatura brasileña. En
este año de 2022, el STF determinó que el gobierno del estado lleve a cabo
un plan de reducción de la letalidad policial que sea supervisado por la
sociedad civil, siendo este el único hilo conductor para enfrentar esta
delicada situación, que pone en peligro las instituciones democráticas
brasileñas.
- ¿Qué revela el mapa de los grupos armados en Río de Janeiro, la encuesta
en la que ha trabajado, sobre el contexto actual del crimen organizado en el
país?
Desde hace más de cuatro décadas, amplias zonas de la Región Metropolitana
de Río de Janeiro están bajo el control de grupos armados que someten a los
residentes a una serie de arbitrariedades y los exponen a enfrentamientos
armados, provocados por disputas con grupos rivales o por operaciones
policiales. La solución de este problema depende de una información
cualificada que ayude a entender sus causas y a reajustar cada nueva
política para afrontarlas. Diversas iniciativas de la sociedad civil y
algunas de los poderes públicos han tratado de llenar este vacío de
información, para poder ver el problema en su nivel sistemático y no sólo el
de uno u otro barrio. Pero faltaba un elemento esencial, capaz de ayudar a
conformar y ayudar a la comprensión de todos los demás: el mapa que muestra
dónde están estos grupos en cada momento histórico y hacia dónde están
creciendo. Por ello, GENI/UFF y Fogo Cruzado se unieron para liderar este
proyecto de cartografía histórica de los grupos armados.
Una vez finalizado el proyecto, se pudieron producir algunos datos: nos
dimos cuenta de que el área de la Región Metropolitana de Río de Janeiro
controlada por grupos armados creció un 131%, ya que en 2008, el 8,7% del
territorio estaba controlado por estos grupos. Actualmente, el 20,0% de la
región metropolitana está controlada por algún grupo armado. Las áreas
dominadas por las milicias han crecido vertiginosamente, de tal manera que
de las áreas dominadas por algún grupo armado en el Gran Río en el último
trienio 2019-2021, la mitad están en manos de las milicias (49,9).
Y esta expansión territorial de las milicias no se produjo a partir de la
"conquista" de zonas anteriormente dominadas por el narcotráfico, sino por
la expansión de zonas que antes no estaban controladas por ningún grupo
armado. Además, tanto las milicias como el narcotráfico presentan tendencias
en la ocupación del espacio urbano: las milicias son más activas en el
"asfalto", mientras que las facciones de la droga son más activas en la
"favela". Así, la justificación que ha acompañado a las milicias desde sus
orígenes se desmorona. Las milicias no crecen enfrentándose a las facciones
del narcotráfico, sino expandiendo el control territorial armado sobre
nuevas áreas, y esta vectorización del control territorial a través de la
expansión de las milicias nos parece responsable de un cambio general en el
fenómeno del control territorial armado.
Nota
1) Jagunço o capanga, era en el nordeste brasileño, el individuo que se
prestaba a la tarea paramilitar de “protección y seguridad” de los jefes
políticos llamados de “coroneles”. El término deriva de quimbundo, junguzu,
o de iorubá, jagun-jagun, ambos originados de la palabra "soldado".
(Redacción Correspondencia de Prensa)
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