Nicaragua/ "La población vive aterrorizada". Nicaragua es una enorme prisión". [Mónica Baltodano - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Abr 13 23:01:27 UYT 2023


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Correspondencia de Prensa

13 de abril 2023

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Nicaragua



Entrevista a Mónica Baltodano



“La población vive aterrorizada". Nicaragua es una enorme prisión”



La ex comandante guerrillera, visita Brasil y denuncia la dictadura del
matrimonio Ortega-Murillo.



João Vitor Santos

Revista IHU, 13 de abril de 2023

https://www.ihu.unisinos.br/

Traducción y edición de Correspondencia de Prensa



Militante desde los 15 años, Mónica Baltodano ha participado en luchas
estudiantiles y sociales desde finales de los años 60 y fue miembro Frente
Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Actualmente vive exiliada en Costa
Rica, tras haber sido no sólo expulsada de su país, sino también
desnacionalizada y confiscados todos sus bienes.



Es historiadora. Fue prisionera de la dictadura somocista y torturada en
1977 y 1978. Al año siguiente fue comandante de la guerrilla sandinista y en
el gobierno revolucionario ocupó los cargos de Viceministra de la
Presidencia y Ministra de Asuntos Regionales en los años ochenta. Ha
publicado cuatro volúmenes titulados "Memorias de la lucha sandinista" y
otros textos, disponibles en www.memoriasdelaluchasandinista.org

Esta semana, Mónica Baltodano se encuentra en Brasil, denunciando la
violación de los derechos humanos en Nicaragua, informando a parlamentarios
y líderes sociales y políticos sobre la situación en su país natal, como la
suspensión de todas las garantías democráticas, libertad de información,
pensamiento, organización, religión, reunión, expresión y movilización, que
culminó con el destierro de 317 nicaragüenses.



Se encuentra en Brasil por iniciativa del Comité de Solidaridad con
Nicaragua y del Movimento Esquerda Socialista (MES), corriente del PSOL.



-Antes de comenzar la entrevista propiamente dicha, me gustaría que
explicara qué es Nicaragua para aquellos que no conocen el país. ¿De qué
vive la gente en este lugar? ¿Cómo está el país en términos de desarrollo
económico y social?



-Nicaragua es el segundo país más pobre de toda América Latina, después de
Haití. Entró en la producción capitalista como exportador de café a finales
del siglo XIX. A partir de entonces, como gran parte de la región, pasó de
una economía agroexportadora - extensiva y depredadora del medio ambiente -
a un modelo de sustitución de importaciones, aplicando las recetas de la ola
neoliberal y del Consenso de Washington, tras la derrota electoral que cerró
en 1990 la fase abierta con la Revolución Sandinista.



Los principales productos de exportación siguen siendo primarios: café,
carne, azúcar, camarón y langosta, y ahora oro. Actualmente, las remesas
familiares (envíos de dinero de la población emigrante) igualan a todas las
exportaciones. Otra parte casi igual de la producción la realiza la
actividad de las maquiladoras (fábricas encargadas del proceso de
transformación inicial de un producto, que sólo se terminará en otro país;
se benefician de costos laborales más bajos y de exenciones fiscales, lo que
les permite ser competitivas en el mercado internacional).



La mayor parte de la población de Nicaragua sigue estando por debajo del
umbral de la pobreza. Tenemos una población de sólo seis millones de
habitantes, la mayoría menores de 30 años.



- ¿Cómo describiría la forma en que Daniel Ortega ha dirigido el gobierno de
Nicaragua?



Desde que regresó al gobierno en 2007, Ortega ha construido una dictadura
con control total de todos los demás poderes del Estado y de las Fuerzas
Armadas. El grado de control autocrático es sultánico, porque controla todos
los poderes con puño de hierro, sin ningún tipo de democracia. En
particular, tiene a la policía como responsable directa de la represión y la
complicidad del Ejército. Para ello, recurre a métodos mafiosos: reelección
indefinida de los mandos que le están subordinados; ventajas y privilegios,
amenazas, chantajes. El miedo.



- ¿Cómo entender la transformación desde que Daniel Ortega asumió la
presidencia en 1979, todavía en la Junta de Reconstrucción Nacional, al
Ortega de 2023?



En 1979 formaba parte de una junta directiva de cinco miembros. En 1985,
como resultado de las primeras elecciones de la Revolución, se convirtió en
Presidente. Las principales decisiones las tomaba entonces la dirección
política de la Revolución, bajo formas colegiadas. Esto limitaba su mando.
Además, intentábamos construir una democracia popular en la revolución. Es
cierto que se tomaron decisiones cuestionables, por ejemplo contra la
libertad de prensa, pero nos enfrentábamos a una guerra
contrarrevolucionaria financiada por Estados Unidos.



Ahora, Ortega fue reelegido inconstitucionalmente (2011) y luego por fraude
claramente demostrado en 2016 y 2021. Desde 1979, el único candidato del
FSLN es Ortega: 1984, 1990, 1996, 2001 y 2006, 2011, 2016, 2021.

Desde 1990, la mutación de Ortega comenzó centrando todos sus esfuerzos en
el poder que entonces ostentaba, controlando a los dirigentes de las
organizaciones populares, negociando con el gobierno, a su favor, y no a
favor de las demandas que el pueblo planteaba. Más tarde, pasó a controlar
totalmente al FSLN, del que era el único secretario general, y luego a
controlar el poder del Estado. Esta mutación se explica por su obsesión por
el poder, por el mesianismo. Cuando él y su familia se convirtieron en
capitalistas, dueños de grandes recursos, empezaron a utilizar el Estado
para defender sus intereses materiales. Ahora el FSLN se ha convertido en un
mero aparato al servicio del caudillo.



-También me gustaría que analizara la situación de Nicaragua que llevó a
Daniel Ortega al poder en 1979.



Desde la independencia en 1821, el proceso de construcción del Estado
Nacional ha sido difícil, dominado por élites muy atrasadas que siempre han
hecho guerras sangrientas. Sufrimos con caudillos aferrados al poder. La
dictadura de la familia Somoza, apoyada por Estados Unidos, gobernó
Nicaragua durante 40 años. Para acabar con ella fue necesaria la lucha
armada. El pueblo apoyó esa lucha en los últimos años hasta producir una
insurrección victoriosa, la de 1979, que fue la última revolución armada del
continente. Ortega no fue entonces el líder de esa revolución. El líder
principal era Carlos Fonseca, que cayó a finales de 1976.



Otros mandos tuvieron una participación más relevante, pero Ortega construye
ahora el mito de que él fue el artífice de esta hazaña. Una gran mentira.
Ortega ni siquiera estuvo en Nicaragua después de salir de la cárcel en
1974. Regresó al país cuando ya habíamos triunfado.



- ¿Cómo se produjo la formación del FSLN y quiénes son sus principales
líderes históricos? ¿Cómo se ha posicionado el FSLN en la actualidad?



El FSLN fue fundado en 1961 por Carlos Fonseca (1936-1976). Al principio
tuvo muchos tropiezos. La mística y el coraje fueron esenciales para
sostener al FSLN, y en los años 70 logró dar saltos de calidad al centrarse
en el trabajo en barrios y comunidades, con el apoyo de las comunidades
cristianas. Entonces llevó a cabo acciones espectaculares (como el secuestro
de somocistas [partidarios de la dictadura nicaragüense] para liberar a
todos los presos sandinistas). Se inició un debate sobre el escenario. Al
final se demostró que había que apostar por el trabajo urbano y la
insurrección en las ciudades, cosas que nos llevaron a la victoria.



El FSLN propuso un programa de cambios profundos. El movimiento portaba
valores y principios humanistas que buscaban la democracia y tenían un
profundo compromiso con la libertad.



Ese FSLN ya no existe. Ortega lo ha vaciado de su programa de
transformaciones. Los ideales han sido pisoteados. Y en nombre de muchas
mentiras, el FSLN se ha convertido en parte de una maquinaria represiva que
espía a los vecinos, denuncia a quienes piensan diferente, ha alimentado a
grupos de fanáticos y paramilitares que han invadido manifestaciones,
agredido a manifestantes y han sido capaces de disparar contra jóvenes y
niños en las protestas.



- La Iglesia jugó un papel importante en la caída de Anastasio Somoza. ¿Cómo
participó en este proceso? En el contexto actual, ¿cree que la Iglesia tardó
en posicionarse frente a Daniel Ortega? ¿Por qué lo cree?



Durante mucho tiempo la jerarquía católica apoyó a Somoza. Pero ya a finales
de los 60 empezó a tomar una posición crítica. Es cierto que siempre hubo
sacerdotes e incluso obispos que apoyaron a Somoza, pero también surgió una
Iglesia popular, inspirada en la teología de la liberación, que acompañó las
luchas populares, y sacerdotes que incluso se convirtieron en guerrilleros,
como Gaspar García Laviana, que cayó en la lucha, o Ernesto y Fernando
Cardenal, y tantos otros.



El jefe de la jerarquía católica, Obando y Bravo, aunque jugó un papel
mediador en muchos momentos, en los años de la revolución se volvió contra
ella. Apoyó a la contrarrevolución. Pero tras las mutaciones de Ortega, se
alió con el caudillo ya en los años 2000... El nuevo jerarca, el cardenal
monseñor Leopoldo José Brenes Solórzano, ha tenido una posición de
complicidad. Durante la crisis de derechos humanos que comenzó en 2018 (en
la que el gobierno asesinó a más de 300 personas), la jerarquía jugó un
papel facilitador, pero ahora está muy dividida. Monseñor Leopoldo Brenes y
otros obispos guardan silencio, silencio cómplice. El obispo Rolando Álvarez
está preso en una celda de máxima seguridad, condenado a 26 años de cárcel,
mientras más de diez sacerdotes han sido exiliados, otros veinte han tenido
que huir al exilio, otros no pueden entrar. Al menos treinta sacerdotes son
perseguidos.



- ¿Cómo entender la relación de Ortega y su familia con la Iglesia, desde
los años 70 hasta hoy?



Debido a sus ansias de poder, Ortega decidió pactar con Obando y Bravo
(líder de la Iglesia en aquel momento). Luego pidió perdón y se casó con
Rosario (esto fue después de la acusación de violación hecha por la hijastra
de Ortega, después de que Rosario le apoyara contra esta acusación). A
continuación fue nombrado Ministro de la Reconciliación. El nuevo cardenal,
el arzobispo Leopoldo Brenes, cooptado durante algún tiempo, decidió guardar
silencio. No ha dicho una palabra sobre las persecuciones que sufre la
Iglesia ni sobre las prohibiciones de procesiones y otras tradiciones
religiosas, ni siquiera esta Semana Santa.



- ¿Hasta qué punto, para entender la figura de Ortega, es necesario entender
la composición del FSLN? ¿Hasta qué punto se mantiene el FSLN cuando Ortega
subió al poder?



Ortega comenzó controlando las organizaciones populares que eran hijas de la
revolución. Sindicatos, organizaciones campesinas y comunitarias. Lo hizo
cooptando a los dirigentes con cargos, que obtuvo a través de un pacto con
el corrupto presidente Arnoldo Alemán en 1999. Pero también a través del
reparto de propiedades que supuestamente pertenecían a grupos de
trabajadores y que acabaron en manos de los partidarios de Ortega. En otras
palabras, ha surgido una burguesía orteguista (me niego a llamarla
sandinista porque ofendería a nuestro héroe Augusto César Sandino
(1895-1935)). Esto explica por qué todas las políticas extractivistas,
neoliberales y entreguistas no encuentran resistencia popular. Cuando Ortega
volvió a la presidencia, ya no quedaba nada, ideales, valores y programa.



- ¿Qué lleva a Ortega de nuevo al poder? ¿Y cómo entender que siga al frente
del gobierno nicaragüense?



Ortega hizo un pacto para repartirse todos los poderes. Por ejemplo, la
Corte Suprema de Justicia tiene ahora 16 miembros para repartir ocho
magistrados a Ortega y ocho a Arnoldo Alemán. Ortega también prometió
"gobernabilidad". Es decir, desmovilizar al pueblo organizado, al que
controla a través de sus dirigentes. Se acabaron las marchas,
manifestaciones y huelgas. Esto ha favorecido al corrupto Arnoldo Alemán. A
cambio, Alemán aceptó reducir al 35% el porcentaje necesario para ganar las
elecciones en primera vuelta. El "pacto" dividió a los liberales. Los que no
estaban de acuerdo formaron su propio partido. Así, Ortega llegó al gobierno
con sólo el 37,8% de los votos. No necesitó una segunda vuelta.



Para las próximas elecciones, Ortega ya se ha ganado a una parte de la
población con sus medidas clientelares. Lleva a cabo muchas acciones que
consiguen el apoyo popular porque consiguió un jugoso acuerdo petrolero con
el gobierno venezolano. Pero además ya tiene el control total del Consejo
Supremo Electoral. Así que ya no necesita garantizar votos; necesita que los
números sean los que importen. Las elecciones de 2016 y 2021 son claramente
fraudulentas. Baste decir que las de 2021 se celebraron con todos los
candidatos de la oposición en la cárcel.



- ¿Qué transformaciones se producen en la coyuntura nicaragüense desde el
derrocamiento de Anastasio Somoza hasta 1990, cuando es elegida Violeta
Chamorro?



Durante la Revolución se produjeron importantes transformaciones en la
estructura de la propiedad de la tierra, en la distribución de la riqueza.
Se produjeron importantes cambios sociales: la alfabetización de una
población que, en su mayoría, no sabía leer ni escribir. En materia de
salud, se redujeron radicalmente las tasas de mortalidad infantil y aumentó
la esperanza de vida. También se empezó a construir un ejército, por primera
vez con carácter nacional y profesional. Se nacionalizaron los recursos
naturales explotados por empresas transnacionales. Pero la guerra y el
bloqueo devastaron la economía, y la situación se deterioró rápidamente con
una enorme inflación y escasez de bienes de consumo.



En 1990 comenzó la privatización de todos los servicios y recursos. Ésta
siguió aumentando, y bajo el gobierno de Ortega, sin resistencia popular, se
llegó a límites impensables, pues nunca antes se habían entregado
concesiones sin ningún control. Actualmente, más de un tercio de la
extensión territorial del país está concesionada a empresas mineras de
diferentes nacionalidades, principalmente canadienses y norteamericanas, con
facilidades legales e incentivos fiscales. Lo mismo sucede con las
concesiones pesqueras a transnacionales forestales españolas. La lucha
comunitaria por la defensa del medio ambiente es reprimida y silenciada. Las
comunidades indígenas, especialmente las de las etnias mayagna y misquita,
han sufrido y siguen sufriendo ataques brutales hasta el día de hoy.



- ¿Cómo es vivir hoy en Nicaragua? ¿Qué informes le llegan sobre la vida en
el país?



La situación de represión es absoluta. La población vive aterrorizada.
Nicaragua es una inmensa cárcel. No hay derecho a nada. Incluso hoy han
detenido a jóvenes por intentar realizar una procesión religiosa
tradicional. La gente tiene miedo de salir legalmente del país porque no
sabe si podrá regresar. Los pasaportes de los funcionarios del Estado están
bajo control; no pueden salir sin permiso. Los presos políticos se
encuentran en condiciones totalmente infrahumanas.



La prensa independiente no puede entrar en Nicaragua. Tampoco las Comisiones
de Derechos Humanos. Sólo pueden entrar las personas invitadas por el
gobierno.



Ondear una bandera nicaragüense azul y blanca es un acto de protesta. Sólo
ellos [los partidarios del gobierno], en sus marchas, pueden llevar la
bandera.



A nosotros, ciudadanos que hemos sido condenados sin juicio, con una
sentencia que no existe en la Constitución y los códigos, nos han quitado la
nacionalidad, nos han declarado traidores de la patria, prófugos de la
justicia y nos han declarado inexistentes en Nicaragua. No sólo nos han
declarado sin patria, sino que nos han borrado las actas de nacimiento, nos
han quitado las pensiones o nos han borrado de la seguridad social.

Nos han cambiado el apellido a los hijos. Se han apropiado de todos nuestros
bienes, muebles e inmuebles, dejándonos sin ingresos. No existimos, no
somos.



- La historia de tu vida está marcada por mucho dolor y lucha por la
liberación de Nicaragua. Personalmente, ¿qué siente al ver todo lo que ha
estado sucediendo?



Nos indigna y entristece porque el pueblo de Nicaragua ha sufrido mucho en
su historia y todo esto está sucediendo en nombre de la revolución
sandinista, en nombre de los niños que dieron su vida por la libertad. Todo
se está haciendo utilizando oportunistamente la historia, diciendo que "esta
es la izquierda". Estas cosas me dan mucha rabia. Pero los ejemplos que el
pueblo sigue dando aún hoy, con su rebeldía y decisión de cambiar las cosas,
también nos comprometen a continuar la lucha.



- ¿Qué caminos hay que construir para otra liberación de Nicaragua?



El camino elegido es el de la lucha no violenta. No queremos más
derramamiento de sangre. Pero tenemos que encontrar nuevos caminos, que
siempre pasan por la concientización, la formación política, la organización
del pueblo, para construir un programa que necesariamente incorpore la
democracia integral (no sólo política sino también económica), la soberanía
para construir nuestro propio camino, sin injerencia de potencias
extranjeras. Esto no significa que no necesitemos solidaridad. Al contrario,
la situación en Nicaragua requiere del concierto de las naciones para aislar
al régimen de Ortega y construir una transición democrática con elecciones
verdaderamente libres, sin represión, con todas las libertades restauradas.



- ¿Cómo analiza este avance de la extrema derecha en el mundo, especialmente
en América Latina? ¿Ha sido posible contener este avance en América Latina?



Cuando los pueblos pierden la esperanza en proyectos alternativos, esto
permite que la ultraderecha avance con sus propuestas neoconservadoras,
autoritarias y misóginas. El pueblo recurre al providencialismo (concentrar
sus esperanzas en la providencia, a veces encarnada en personalidades
rígidas). Debemos ser capaces de relanzar propuestas transformadoras y
cumplirlas siendo gobierno, respetando todas las libertades.



- ¿El totalitarismo de Ortega podría abrir el camino al avance de una
extrema derecha (o incluso de un régimen que coquetee con el totalitarismo
de derechas) también en Nicaragua? ¿Por qué?



Es muy difícil que la derecha nicaragüense sea totalitaria por los
contrapesos históricos que se han construido. Pero ciertamente, frente a
Ortega, con su retórica antiimperialista y su manipulación del discurso de
izquierda, muchos están confundidos y piensan que ya no quieren a la
izquierda ni al sandinismo. Esto favorece el apoyo a la dirigencia de
derecha. Pero hemos sabido luchar por las banderas de la soberanía, los
derechos humanos, los derechos de la naturaleza. Lo que necesitamos es
primero acabar con la dictadura y la opresión, y conquistar la libertad para
continuar la lucha, sea cual sea el gobierno.



- ¿Hasta qué punto la izquierda revolucionaria ha sido capaz de avanzar y
comprender las cuestiones de nuestro tiempo? ¿Qué debe cambiar y qué debe
mantenerse en la izquierda revolucionaria del siglo XXI?



Monica Baltodano - Sin duda, la izquierda debe abrazar todas las libertades.
Como decía Rosa Luxemburgo, sin libertad todo lo demás no tiene sentido.
Pero hay banderas que provienen de nuevos problemas de la humanidad. Frente
al desastre y la depredación, están los derechos de la naturaleza. Frente a
la violencia contra las mujeres, el antipatriarcado. Frente a los nuevos
colonialismos, los derechos de los pueblos originarios. Pero la izquierda
también debe abrazar la idea de que los derechos humanos son inalienables y
que, como dijo el presidente Lula, los problemas de la democracia sólo se
resuelven con más democracia.



- Vives en Costa Rica desde 2021 como exiliada. ¿Cómo ha sido tu día a día?
¿Cómo han afectado estos tiempos a tus recuerdos?



Ahora que nos han quitado todo, vivimos con mucha más dificultad. Yo sigo
trabajando, escribiendo y trabajando intelectualmente para aportar mi
granito de arena en esta lucha por la libertad.



- Hoy, para ti, ser revolucionaria es...



En primer lugar, seguir luchando por los derechos humanos, por los derechos
de las mujeres y por la reivindicación de un Estado laico. Seguir
cuestionando la brutal concentración de riqueza que supone el capitalismo en
su fase actual, defender los derechos de la naturaleza y rechazar el
extractivismo, defender el derecho de los campesinos a su tierra, y de los
pueblos indígenas y afrodescendientes a su territorio, lenguas y costumbres.
Significa seguir denunciando a las grandes empresas transnacionales, la
privatización de la salud y exigir más recursos para la educación y menos
para la militarización.



Ser de izquierda es ser solidario con las luchas de otros pueblos, contra la
opresión imperial o local. En el caso actual de Nicaragua, ser de izquierdas
es también ser firme en la exigencia de justicia para los muertos y las
víctimas del régimen de Ortega.

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