Bielorrusia/ El rostro femenino de la resistencia. [Alesia Rudnik]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Jue Abr 27 22:37:42 UYT 2023
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Correspondencia de Prensa
27 de abril 2023
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Bielorrusia
El rostro femenino de la resistencia bielorrusa
La oposición al régimen bielorruso tiene rostro femenino. En 2020, el papel
de las mujeres fue clave en la ola de protestas, pero ahora Lukashenko ha
lanzado una feroz ofensiva contra ellas, evidenciando el poder político que
han ganado en las calles.
Alesia Rudnik *
Nueva Sociedad, abril 2023
https://nuso.org/
Traducción de María Alejandra Cucchi
Se suele aludir a la ola de protesta bielorrusa de 2020 como una «revolución
con rostro femenino». Mientras el rol público de las mujeres ha disminuido
desde el fin de las protestas, las mujeres siguen siendo motores activos de
la resistencia, aunque a menudo operan en un segundo plano.
«Revolución con rostro femenino», «el trío femenino de la revolución
bielorrusa», «de ama de casa a candidata presidencial»: estas formas de
describir las protestas bielorrusas a gran escala fueron titulares en las
portadas de los medios extranjeros en el verano de 2020. Si bien a menudo se
la etiquetaba como una protesta de mujeres, los reclamos de las
manifestantes se alineaban con las demandas unificadas de los manifestantes
bielorrusos en general. Para decirlo en pocas palabras: su rostro femenino
no ha convertido automáticamente la revolución en una revolución feminista,
al menos no por ahora.
Al mismo tiempo, el carisma de las mujeres que lideran la oposición
política, las marchas femeninas contra la violencia policial y el gran
número de detenidas han llevado las historias de mujeres bielorrusas y sus
traumas al primer plano de una situación política que es cada vez peor en el
país.
¿Dónde está hoy el «trío femenino»?
Cuando Svetlana Tijanovskaya se levantó en defensa de su esposo detenido y
se convirtió en candidata presidencial para las elecciones de 2020, tanto en
la oposición como en el gobierno surgieron dudas sobre sus chances de
aventajar a Lukashenko. A pesar de las dudas, Lukashenko cometió un error
fatal al permitir a Tijanovskaya hacer campaña. El ánimo de protesta y las
quejas contra el gobierno en la sociedad bielorrusa actuaron contra el
presidente y en favor de Tijanovskaya, ya que muchos bielorrusos comenzaron
a apoyarla como candidata de la oposición unificada.
Para entonces, las caras de Maria Kolesnikova, directora de campaña del ya
encarcelado Viktor Babariko, y Veronika Tsapkalo, esposa del candidato no
registrado Valeri Tsepkalo, ya eran conocidas para la mayoría de los
bielorrusos. Las historias de las tres mujeres defendiendo a sus esposos
durante la campaña política se convirtió con rapidez en el centro de
atención de muchos medios informativos, en particular luego de que
anunciaran su reunión en el llamado «trío femenino».
Apenas unos días después de la elección, Tijanovskaya fue expulsada del
país. Algo parecido le ocurrió a Kolesnikova, que fue trasladada a la
frontera con Ucrania y amenazada con la cárcel si no la cruzaba. Pero
Kolesnikova hizo trizas el plan de las autoridades, junto con su pasaporte.
Desde el verano de 2020, Tijanovskaya y Tsepkalo se encuentran en el exilio,
mientras que Kolesnikova fue sentenciada a 11 años de prisión.
Tijanovskaya prosiguió su senda política en Lituania, que le otorgó estatus
diplomático oficial. Desde 2020, se ha reunido con numerosos líderes de
países democráticos y ha hecho presentaciones ante las Naciones Unidas, la
Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la
Conferencia de Múnich y el Parlamento Europeo, y ha seguido promoviendo su
rol como líder de las fuerzas democráticas. En agosto de 2022, creó el
Gabinete Unido de Transición; el Consejo de Coordinación creado como
resultado de su convocatoria permanece activo, luego de atravesar reformas y
ampliaciones. Su historia de «ama de casa» devenida en una dirigente sólida
con un calendario de actividades intenso y una turbulenta agenda política
llama todavía la atención de la comunidad internacional y su leal
electorado.
En este marco, el régimen bielorruso, que se las ha arreglado para mantener
su poder, gana cada vez más control sobre la sociedad civil gracias a la más
brutal –y sin precedentes– represión. El número de prisioneros políticos ha
aumentado a 1.463; de ellos, 544 son mujeres. Los medios independientes han
sido prácticamente borrados del país. Los servicios policiales han avanzado
en sus estrategias y herramientas de vigilancia. Esto llevó a la
identificación de los participantes en las protestas mediante fotos
publicadas en redes sociales, así como a la detención de los bielorrusos que
regresaron al país incluso años después de las protestas de 2020. Así,
Bielorrusia está incorporando gradualmente rasgos de regímenes totalitarios
en todas las esferas, con un impacto nefasto sobre las mujeres activistas.
Los rostros ocultos de la resistencia femenina
El «trío femenino» se convirtió en la cara pública de la oposición política
en 2020. Al mismo tiempo, los cientos y miles de mujeres bielorrusas que
organizaron y participaron en marchas femeninas permanecieron desconocidas
para el público en general. Las periodistas y blogueras que cubrieron el
desarrollo de las protestas políticas sufrieron la represión junto con
colegas varones y militantes políticas. Katsyaryna Andreeva, Daryna
Chulakova, Katsiaryna Barysevich, Marina Zolotova, Ksenia Lutskina y otras
destacadas periodistas fueron sentenciadas a prisión. Lo mismo les sucedió a
activistas como la defensora de derechos humanos Nasta Loika y a quienes
expresaron su oposición a la guerra en Ucrania, como la cantante Maryam
Herasimenka, quien fue sentenciada a tres años de arresto domiciliario por
cantar en público una canción de una banda ucraniana.
Hasta ahora, cientos de mujeres activistas han sido obligadas a marchar al
exilio, donde siguen participando en proyectos culturales, políticos,
periodísticos y educativos. Muchas otras permanecen en el país, pero no se
atreven a expresar su posición abiertamente. Con frecuencia son esposas de
blogueros políticos, activistas sindicales y prisioneros políticos.
Permanecen en el país para visitar a sus esposos y para enviarles alimentos
y medicinas cuando se les permite, y en algunos casos también son arrestadas
poco después de sus parejas, como ocurrió con Daria Losik, la esposa del
bloguero Ihar Losik.
El rol público de las mujeres de la resistencia ha disminuido en paralelo al
crecimiento del totalitarismo dentro del sistema político bielorruso. Las
mujeres continúan involucrándose en formas seguras de resistencia,
cumpliendo sus sentencias por su posicionamiento político o por apoyar a sus
familiares encarcelados. Pero en estas condiciones, no tienen espacio para
ser el motor que impulsa la resistencia bielorrusa. Más aún, en momentos en
que la resistencia en el país toma la forma de acciones partisanas, como el
ataque al avión ruso en Machulishchy, el activismo de las mujeres, así como
otras formas silenciosas de resistencia, pierde visibilidad.
Mujeres en movimientos prodemocráticos en el exilio
Aun así, a pesar de las duras condiciones dentro de Bielorrusia, hay un
creciente número de figuras femeninas en el movimiento democrático
bielorruso en el exilio que se han unido a organizaciones políticas o que
han abandonado el anonimato en los últimos años.
La presencia de estas y otras mujeres en la política y los medios ha
impactado en el debate público sobre el lugar de las mujeres en la política
y dentro de las estructuras de la oposición bielorrusa. En un intento por
responder a la demanda pública de incrementar la presencia de mujeres en la
oposición democrática, las estructuras políticas las han incorporado en
mayor medida. Algunas de esas designaciones fueron consideradas como un mero
intento de llenar la brecha de género, como en el caso de Tatsiana
Zaretskaya. Sin embargo, designaciones posteriores del Gabinete Unificado de
Transición, como las de Alina Koushyk y Volha Harbunova, fueron aceptadas
por la sociedad civil. Junto con sus pares masculinos y Tijanovskaya,
asisten a reuniones internacionales y visitan Ucrania para comunicar su
mensaje de una Bielorrusia democrática.
Con la normalización creciente de la presencia de mujeres bielorrusas en la
política y el activismo de oposición, deberíamos también –a largo plazo–
esperar un aumento de las demandas por los derechos de las mujeres en el
nivel político. Pero por ahora, la lucha política para los bielorrusos en el
exilio, así como el contexto político en la región, crea un ambiente
desafiante para un mayor desarrollo del activismo por los derechos de las
mujeres.
* Alesia Rudnik, es doctoranda en Ciencia Política en la Universidad de
Karlstad, Suecia, e investigadora en el Center for New Ideas, un think-tank
independiente bielorruso en el exilio.
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