México/ La destrucción de Acapulco, la prueba del ácido de AMLO. [Manuel Aguilar Mora]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Dic 8 11:37:10 UYT 2023


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Correspondencia de Prensa

8 de diciembre 2023

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México

 

La destrucción de Acapulco, la prueba del ácido del obradorismo

Manuel Aguilar Mora *

Ciudad de México 8-12-2023

El pavoroso huracán Otis destruyó por completo al puerto de Acapulco y a su
población vecina Coyuca de Benítez la noche/madrugada del 24-25 de octubre.
Una panorámica filmada pocos días después por un avión de la inteligencia
estadounidense que se presentó restringidamente en las redes mostró que la
región azotada por la furia de los vientos y la tormenta de Otis abarcó a
una región mucho mayor. La devastación era total en el epicentro acapulqueño
y se extendía con daños colosales y sintiéndose sus sacudidas muchos
kilómetros más allá en el estado de Guerrero. Acapulco y Coyuca parecían
territorios bombardeados. La devastación iba desde las playas y se
profundizaba en el anfiteatro montañoso que rodea a la bahía lugar de
asiento de una población constituida por los sectores pobres y de extrema
pobreza que abarcan a su abrumadora mayoría con sus viviendas modestas de
lámina, paredes de materiales livianos o madera destruidas que se extendían
por todas las colinas desoladas. Palmeras arrodilladas, carros volteados, la
Costera principal vía del puerto con montañas de escombros, torres sostenes
de cables derruidas, los grandes edificios de los hoteles dejados con su
esqueleto sin vidrios, paredes, puertas, vacíos, sin luz eléctrica, sin
internet, sin agua potable, diluvios de lodo haciendo intransitable las
comunicaciones terrestres, con sus almacenes y comercios saqueados por un
vandalismo dual especial, uno el popular que iba tras los alimentos y los
productos de uso cotidiano y otro el organizado por los poderosos carteles
de delincuentes locales y de otros lugares concentrado en los artículos de
consumo duradero (pantallas, monitores, computadoras, muebles, joyas,
etcétera). En el caos resultante durante varios días inmediatamente después
de la catástrofe la población vagó en busca de comida, desesperada y enojada
esperando una ayuda que se tardaba en llegar. También en los primeros días
en forma deliberada los informes oficiales subestimaban evidentemente el
número de muertos como consecuencia de los efectos del huracán. Finalmente,
las propias autoridades han reconocido que el número de fallecidos rebasa
los 50 que se había considerado a un mes de ocurrido el meteoro. Por
supuesto la cifra todavía desconocida seguramente es mucho mayor.

 

México se conmovió. Tierra de temblores, con una población acostumbrada a
terremotos, algunos de ellos de dimensiones colosales Otis sin embargo
sorprendió por una furia incluso desconocida para el propio Acapulco ya
golpeado anteriormente por huracanes también muy fuertes como el Paulina que
exactamente en otro octubre hace 26 años azotó al puerto. Pero Otis con su
inmensa estela de devastación si ha superado a sus antecesores: se trata de
la primera evidente terrible cosecha en la costa del Pacífico de la era del
cambio climático en la que hemos entrado en el planeta. En el tsunami de
informaciones, comentarios e interpretaciones de todo tipo que se ha
producido con motivo del Otis una veta ha determinado la conversación
dominante sobre el huracán, la reacción sociopolítica. Dos factores
principales en gran medida explican tal situación. El primero es el ya
mencionado cambio climático el cual, sin duda, como la humedad, está
penetrando en la vida del planeta manifestándose como una preocupación
central y el otro particular al momento político por el que atraviesa México
marcado por la campaña hacia las elecciones presidenciales de junio próximo
que se realizarán en un clima extremadamente polarizado. En estos días en
Dubai, Emiratos Árabes Unidos se realizó la conferencia mundial COP28 en la
cual los gobiernos del planeta han venido discutiendo y aprobando medidas
para combatir la peligrosa tendencia que significa el cambio climático para
la vida del planeta. Todo indica que, como ha sucedido en las anteriores
cumbres mundiales de discusión sobre la protección del medio ambiente,
también en esta ocasión se aprobarán medidas que en lo fundamental no serán
realizadas por la abrumadora mayoría de los gobiernos, siendo los
principales países provocadores de esta grave situación, o sea Estados
Unidos y la República Popular de China, los principales infractores de tales
decisiones. 

 

Antes del Otis

 

La prueba para el gobierno autoritario de Andrés Manuel López Obrador (AMLO)
ha sido también decisiva y el impacto de Otis está marcando la recta final
de su gobierno. Su reacción ha sido lenta y omisa. El 29 de noviembre a más
de un mes de sucedido en su diaria conferencia mañanera AMLO seguía
considerando el tema del Otis central en sus discusiones políticas con sus
adversarios, repitiendo el mismo estribillo “poco a poco se va a ir
conociendo más de lo mucho que se está haciendo en Acapulco, porque
quisieron utilizar tal desgracia con propósitos politiqueros desde el primer
día”. (La Jornada, 30.11.2023). Sin embargo, desde el mismo inicio de la
crisis producida por Otis ha sido él mismo quien ha profundizado su discurso
hostil contra sus adversarios, en lugar de concentrarse en las tareas de
coordinación de la ayuda solidaria a los damnificados y enfrentar el
gravísimo desafío que ha significado el Otis y sus consecuencias para  la
reconstrucción de Acapulco, su región aledaña y el país en su conjunto.

 

De hecho, las evidencias son contundentes que muestran una conducta omisa,
una negligencia extrema de ambos gobiernos obradoristas, el federal y el
estatal (la alcaldesa de Acapulco, la gobernadora de Guerrero y los
senadores y diputados del estado son de Morena), con respecto a la
protección de la población de Guerrero. Quince días antes de hecho ya se
anunciaban jornadas peligrosas para Guerrero con el paso de un huracán
previo, el Max que asoló a Acapulco y comunidades vecinas. Un reportaje del
paso de Max por el estado sureño relataba: “Las torrenciales lluvias de la
tormenta tropical Max desbordaron ríos, arroyos y canales en el municipio de
Tecpán de Galeana, donde además ocasionaron inundaciones, estragos diversos
en viviendas e infraestructura urbana y arrastraron algunos autos, en
Acapulco, Petatlán, Zihuatanejo y Atoyac de Álvarez el meteoro causó
afectaciones de menor magnitud [….] Además, la carretera federa Acapulco-
Zihuatanejo se partió a la altura del puente El Cuajilote, debido a un
socavón […] La administración municipal de Acapulco, a su vez, pospuso la
ceremonia religiosa que se celebraría […] para recordar a personas que
fallecieron por el huracán Paulina el 9 de octubre de 1997.” (La Jornada,
10.10.2023). Esto sucedió sólo quince días antes que Otis arrollara a estos
mismos lugares. Y también sólo horas antes de que Otis tocara tierra, el
centro de prevención de huracanes de Miami comunicó al gobierno de las
potencialidades enormes que se convirtiera en uno de la más alta
clasificación, o sea del grado 5.

 

Después del Otis   

                                   

Ciertamente la intensidad del huracán Otis con sus furiosos vientos y
tormentas fue una explosión desconocida de la naturaleza en el litoral del
Pacífico. Parecidos fenómenos se han dado en las costas caribeñas. Cancún
por ejemplo ha padecido también huracanas terribles, pero sus autoridades se
han preparado para enfrentar sus consecuencias mucho mejor que lo que
sucedió en Acapulco en octubre pasado.

 

Esta reacción gubernamental empezó la misma noche del 24 de octubre cuando
el presidente de la República, antes de irse a dormir tuiteó un mensaje
escueto previniendo a los habitantes acapulqueños de una tormenta tropical.
Fue la única señal emitida por autoridad alguna a la población guerrerense.
Esa misma noche la gobernadora de la entidad se encontraba en Nayarit y
autoridades municipales de Acapulco asistían a una convención que se
realizaba en esas horas en uno de los hoteles insignia de Punta Diamante. El
monstruoso vendaval sorprendió literalmente a las autoridades federales
(empezando por AMLO), estatales y locales. 

 

A la mañana siguiente en su conferencia matutina AMLO reconoció que no tenía
todavía información y decidió viajar inmediatamente a Acapulco a enterarse
en persona de lo sucedido, pero su viaje realizado inexplicablemente vía
terrestre se enfrentó a la imposibilidad de llegar a Acapulco por la
carretera completamente rota, cubierta de lodo, obstáculos por lo deslaves y
destrozos de troncos, piedras y materiales arrojados por el huracán. Un
viaje de cinco horas tomó todo el día pues hubo tramos que el presidente y
su comitiva de generales y funcionarios debieron recorrer a pie en medio del
lodo. En Acapulco AMLO se dirigió a la Base Naval del puerto y decidió
regresar de inmediato a la Ciudad de México, ahora sí en avión, para poder
estar en la mañanera del día siguiente. No se dio información sobre esa que
fue su primera de ocho visitas al puerto, todas ellas salvo una, sin que se
participara de las mismas a la prensa.   

        

Este comportamiento errático, para no decir caótico, de AMLO se convirtió en
el patrón de las reacciones gubernamentales ante la catástrofe acapulqueña y
la región aledaña. Desde un principio AMLO concentró todas las decisiones
relativas a la tragedia de Acapulco con la resultante de una evidente
desorganización en la forma en que se conformaba la respuesta gubernamental.
Esta situación incluso se exhibió patéticamente en la falta de comunicación
entre el propio presidente y su vocero oficial Jesús Ramírez Cuevas. Una de
las primeras y desastrosas decisiones de AMLO fue cuando declaró un día
después que la entrega de la ayuda a los acapulqueños se haría
exclusivamente por medio de las fuerzas militares del ejército y la marina.
Ramírez Cuevas contradiciendo abiertamente a su jefe exeó el domingo 29 de
octubre: “Circulan en redes versiones falsas de que se impide la entrada de
ayuda a Acapulco. Cualquier persona puede llevar ayuda al puerto de
Acapulco. Pueden dejarla en Chilpancingo o dejarla directamente al puerto.
Esas noticias falsas buscan desprestigiar la labor del gobierno federal”.
(Milenio, 30.10.2013). El “desprestigio” no sólo del gobierno federal, sino
del estatal de Guerrero y del municipal acapulqueño en la tragedia se lo
ganaron ellos mismos a pulso. 

 

Los pasos del oficialismo durante el primer mes de la tragedia son
puntualmente la demostración del abandono institucional de la población
acapulqueña y aledaña. Siguiendo su forma autoritaria característica AMLO se
pasó por alto la Ley General de Protección Civil que se venía aplicando
desde el terremoto de 1985, la cual en forma clara y definitiva promueve la
acción solidaria y participativa de los tres niveles del gobierno de la
República y de los organismos civiles y de todas las personas sin excepción.

 

Otro ejemplo escandaloso de ese caótico comportamiento oficial es lo
relativo a la declaración oficial de 47 municipios del estado de Guerrero
como una zona de desastre natural que se publicó en el Diario Oficial de la
Federación el 2 de noviembre como resultado de los planes de la gobernadora
Evelyn Salgado. Pero al día siguiente el mismo Diario Oficial publicó una
Nota Aclaratoria en la que se comunica que la Declaración de Desastre
Natural por el huracán Otis no es para los 47 municipios de Guerrero sino
sólo para los municipios de Acapulco y de Coyuca de Benítez. O sea que de 47
municipios se reducía a sólo dos la zona considerada como afectada por el
desastre natural. Hubiera sido comprensible una reducción de dos tres, hasta
de 10 e incluso 20, ¡pero de 45 de los 47 originales! Sólo la decisión
individualista y arbitraria de AMLO pudo realizar tamaña decisión. Es
también un ejemplo patente del despotismo con el que impone AMLO sus
decisiones y lo nulo que son las instancias que pretenden coordinar los
procesos de recuperación guerrerense. Por ejemplo, la fantasmagórica
Comisión Especial para el seguimiento de la Reconstrucción de Acapulco,
creada el 2 de noviembre en el Senado y que está presidida por Félix Salgado
Macedonio. El caso de este personaje, juez y parte en la tal Comisión, quien
es el dirigente morenista principal de Guerrero, no pudo postularse como el
candidato a gobernador en 2021 por haber sido acusado de violador y de
irregularidades en el proceso electoral. Fue así como en un gesto tipo
monárquico más que republicano, Salgado aceptó pero a cambio impuso como la
gobernadora a su hija, absolutamente ignorante de las funciones
administrativas y políticas del puesto como ha sido patente en la crisis
actual, como su sustituta. 

 

Muchos e igualmente escandalosos hechos muestran el manejo de colosal
torpeza puesto en práctica por el obradorismo en esta coyuntura, conducta
encabezada por los movimientos, decisiones y ocurrencias del jefe
indiscutible. Un caso que se supo de inmediato dada la situación fue que el
presidente había desde el inicio de su gobierno liquidado el Fondo de
Desastres Naturales (Fonden), un fideicomiso con cerca de 40 mil millones de
pesos reservado para ser utilizado en tiempos precisamente como el provocado
por el Otis. La justificación dada por AMLO fue la misma que dio para la
desaparición de otros fideicomisos: “era la caja chica para alimentar la
corrupción de los políticos”. Y al igual que otros casos parecidos, la
medida era tomada sin analizar la función, sin perfeccionar y sanear los
objetivos de una instancia que como se demostró fehacientemente era
necesaria. El Fonden recibió del Banco Mundial 130 millones de pesos para la
renovación del sistema meteorológico en 2012, de los cuales 32 millones
tenían como objetivo aumentar de 13 a 21 los radares meteorológicos en
funcionamiento. El 25 de octubre había sólo cinco funcionando en todo el
país.   

 

La reconstrucción de Acapulco

 

La reconstrucción de Acapulco es la tarea urgente que sigue. Se trata de una
cuestión decisiva en la que han sido patentes las confusiones y las
contradicciones que han prevalecido en la forma en que el gobierno ha
reaccionado ante el desafío mayúsculo que significa la reconstrucción de
Acapulco, literalmente la construcción de una nueva, de otra ciudad
enteramente diferente a la destruida por Otis. La ineptitud, la mezquindad y
la cruda omisión han sido las señales que han determinado la conducta del
obradorismo al respecto.

 

Después de esa primera torpe decisión de ir vía terrestre al puerto el día
de la tragedia, con los resultados grotescos previsibles, AMLO viajó otras
varias ocasiones al puerto, pero sin informar al público y para reuniones no
comunicadas, ni anunciadas, con los militares. Sólo al cumplirse el primer
mes de la tragedia ofreció una conferencia pública en la Base Naval con la
gobernadora y los marinos como espectadores. Allí se refirió a las
iniciativas que ha puesto en práctica su gobierno consistente básicamente en
asistencia directa a los damnificados: ayudas, créditos, exención de pagos
de impuestos y de servicios, distribución de despensas y medidas parecidas.
El traslado de miles de militares y de miembros de las brigadas del programa
de Jóvenes Construyendo el Futuro. Pero no hubo reuniones reportadas con
damnificados con los “baños de pueblo” a los que es tan afecto el
presidente. Explicando estas ausencias con “el pueblo bueno que lo apoya”
AMLO ha explicado que en Acapulco el clima no está para esas asambleas por
el riesgo de “la provocación”: “No soy Andrés Manuel, soy el presidente y no
puedo permitir que nadie me ningunee. O sea, prestarme, caer en una
provocación. Que eso es lo que quieren.” (La  Jornada, 15.11.2023). Según él
mismo es más importante para la toma de sus decisiones las acciones de
algunos pocos provocadores que mostrarse presencialmente ante los amplios
auditorios de los seguidores de su atribulado “pueblo amado”. ¡Extraña
situación para un populista!

 

En ningún momento ha sido patente la existencia de un plan de
reconstrucción, de un presupuesto calculado para hacer frente a las
necesidades. Todo han sido informes, discusiones y decisiones tomadas de una
semana a otra por AMLO, jactanciosas declaraciones de que el gobierno
dispone de todo el dinero necesario para las necesidades de la
reconstrucción acapulqueña pero en la práctica en la votación del
Presupuesto de Egresos de la Federación para 2024 precisamente días después
de la catástrofe la bancada obradorista y de sus aliados en la Cámara de
Diputados se negó rotundamente a destinar un peso a los damnificados y a la
reconstrucción. El presupuesto aprobado equivale a nueve billones 22 mil
millones de pesos (o sea 9 022 seguido de doce ceros), de los cuales ni un
peso se etiquetó para hacer frente institucionalmente a la reconstrucción de
Acapulco y de ayuda a sus damnificados. A lo más que llegó la solidaridad de
los morenistas fue a decidir que un mes de sus dietas serían entregadas al
fondo de ayuda a los damnificados: se trata de sólo 60 millones de pesos
(¡!). El gobierno obradorista fuera del presupuesto aprobado se comprometió
a destinar 61 mil millones de pesos especialmente al financiamiento de la
reconstrucción, pero los cálculos reconocidos por diversas fuentes
vinculadas a las instancias conocedoras de estas catástrofes consideran que
la cifra requerida sería cinco o seis veces mayor. O sea que la
reconstrucción de Acapulco costaría más que la refinería de Dos Bocas. Una
reconstrucción además que no será rápida, que se medirá no en semanas o
meses sino en años, para lo cual no se delinean ni avizoran los planes para
llevarla a cabo. Eso sí promesas, buenos augurios y sueños son abundantes en
los anhelos del presidente. “Tengo un sueño, el ideal que vamos a convertir
en realidad entre todos, como están haciendo, de que ya en Navidad las
familias van a estar muy contentas en Acapulco. Van a estar como lo merecen,
muy felices. Ese es el compromiso no va a ver amarga Navidad.” (La Jornada,
31.10.2023). En efecto son sólo sueños, como dicen en inglés “whishfull
thinking” (buenos deseos).

 

En la ocasión de su primera mañanera en el puerto efectuada precisamente en
la Base Naval de Icacos al cumplirse el primer mes de ocurrido el
cataclismo, AMLO definió la reconstrucción como el resultado de la acción de
los damnificados, “la autoayuda de la población, lo cual no es algo del otro
mundo” dijo él. Una forma poco elegante de explicitar un relativo abandono
de las responsabilidades colosales de su gobierno en Guerrero. Mientras
escribimos estas líneas más de 40 días después del desastre es claro que tal
“autoayuda” no es ni con mucho suficiente. Precisamente la alcaldesa
anunciaba hace unos días que había contratado 200 camiones góndolas para que
recogieran las 300 toneladas de los escombros y los desechos amontonados que
todavía quedaban en las calles y avenidas. (Milenio, 04.12.2023).  

 

En la práctica en sus visitas al puerto, en sus reuniones dedicadas a la
coordinación de las tareas de reconstrucción, AMLO se ha reunido, además de
con los marinos y militares, con grupos de hoteleros, de las agencias
aseguradoras y en general con los sectores burgueses para trazar las
próximas acciones. En una reunión organizada por Francisco Cervantes del
Consejo Coordinador Empresarial, dueños de hoteles de Punta Diamante y otros
adinerados empresarios se comprometieron a realizar 46 eventos en el puerto
en 2024. Congresos, convenciones, un Tour de France, un Spartan Race y hasta
un concierto de Luis Miguel. También los organizadores del Tianguis
Turístico hicieron lo mismo y para marzo prometen disponer de 3 500
habitaciones para turistas. La alcaldesa invita ya a los turistas a acampar
en las playas que cientos de voluntarios limpian afanosamente. (Milenio,
03.12.2023). Decisiones de este tipo son enigmáticas y precisamente en la
próxima Navidad de los días próximos veremos su realismo y eficacia. 

 

La opinión de urbanistas, ecologistas, ingenieros y arquitectos no concuerda
en absoluto con la forma de enfocar de AMLO la colosal empresa de la
reconstrucción de Acapulco. Un grupo de ambientalistas, consultores y
autoridades de protección civil que se han enfrentado problemas semejantes
en Cancún lo dicen con claridad. La reconstrucción del puerto y de toda la
zona dañada por el Otis debe actualizar o crear nuevos paradigmas,
normatividades en materia constructiva, revisar los usos del suelo, asignar
límites de densidad en vivienda y cuartos de hotel, así como un tope máximo
a la altura de las edificaciones (no más torres de 20 o más pisos
construcciones contraindicadas en las costas). Rediseñar la red eléctrica
construyéndola subterráneamente para eliminar las torres de cableado que
fueron especialmente golpeadas por el huracán. (El Universal, 27.11.2023.)
La forma de enfocar de AMLO la colosal empresa de la reconstrucción de
Acapulco es por completo ajena a la colaboración con científicos, al
asesoramiento de expertos y la participación democrática de los ciudadanos
involucrados que son vistos como objetos y no sujetos conscientes de una
empresa colectiva, Él se reúne con subordinados, en especial militares y con
incondicionales que no puedan contradecirle. 

Por supuesto, se trata de una empresa colectiva democrática imposible de
realizarse con la emisión de órdenes verticales desde Palacio. De hecho, la
cuestión equivale a la construcción de un nuevo, muy diferente puerto de
Acapulco, de asentamientos urbanos y de poblaciones rurales en su entorno, a
tono con las necesidades y requerimientos del siglo XXI, del cuidado del
ambiente, del uso de las nuevas energías limpias y renovables y, ante todo,
de una participación democrática no de individuos aislados que dependen de
su “autoayuda” sino de los conjuntos sociales, coordinados en una empresa
colectiva democráticamente planificada.

 

Decadencia y renacimiento de Acapulco

 

El 5 de diciembre coincidieron en Guerrero AMLO en su octava visita a
Acapulco y Claudia Sheinbaum su posible sucesora como la candidata de Morena
a la presidencia, visitaba la Montaña en el norte de Guerrero. Ella prometió
que cuando sea presidenta hará, junto con la gobernadora Salgado, un
programa de reconstrucción sobre el cual no dio más datos, ni si se
planificaba ya con AMLO. (El Universal, 06.12.2023.) Por su parte éste en su
mañanera antes de ir a Acapulco informó de las cantidades entregadas a 250
000 familias para la limpieza de sus viviendas (8 mil pesos por familia o
sea un total de 2 mil millones de pesos) y además anunció otras cantidades
que se concederán próximamente para la reconstrucción de las viviendas a
esas familias: cantidades entre 35 000 y 60 000 pesos que equivalen a una
cantidad aproximada de 18 mil millones de pesos (alrededor de mil millones
de dólares). Cantidades todavía ínfimas ante las necesidades enormes y sin
que se avizoren planes que preparen las acciones especiales necesarias al
respecto.

 

El nuevo Acapulco no sólo será el resultado del financiamiento. Acapulco es
la ciudad de lejos más importante del estado con sus 800 mil habitantes que
con los municipios aledaños se acerca al millón y representa aproximadamente
el tercio de la población total del estado, pero contribuye entre el 70 y 80
por ciento a su economía, la cual a su vez depende directa o indirectamente
en el 80 por ciento del turismo.

 

Tradicionalmente un estado de caudillos provenientes de las grandes
haciendas y después de la Revolución de los negocios agrarios, el priato
hizo de Guerrero una entidad gobernada despóticamente, con el famoso Rubén
Figueroa, en los años setentas del siglo pasado, secuestrado por las
guerrillas de Lucio Cabañas que desató después de liberado una feroz
represión que pasó a la historia con el nombre de “la guerra sucia” cuya
consecuencia fueron cientos de asesinados y la presencia omnipresente
determinante de las fuerzas armadas que han impuesto el clima de violencia y
represión característico en el estado.

 

Pero la complejidad de la situación no termina allí. A partir de los años
ochenta y noventa se comenzó a extender el cáncer del narcotráfico en todo
el país y Guerrero se destacó como una de las regiones más importantes del
comercio de amapola. Las bandas de delincuentes proliferaron y se
diversificaron ya no sólo en el tráfico de drogas sino de personas y como
guardianes de las grandes corporaciones mineras canadienses instaladas en
esos años. Por supuesto llegaron a Acapulco y aparecieron los cobradores de
piso, los extorsionadores, los asesinatos (cabezas en hieleras, cuerpos
destazados), negocios amenazados que tenían que cerrar. Precisamente un día
antes de la catástrofe del Otis fueron encontrados 13 cadáveres de policías
en el municipio vecino de Coyuca. El deterioro visible de los servicios de
hotelería y en general, lucrativos para los negocios precipitó al mismo
tiempo la precariedad y la desigualdad social. Guerrero es después de
Chiapas el estado con un porcentaje mayor de informalidad de los
trabajadores. Y Acapulco se convirtió en el epicentro de esta decadencia.
Carlos Fuentes fue un testigo de excepción de esta tendencia del puerto.
Como un visitante asiduo desde joven para disfrutar sus vacaciones en los
placeres de las playas acapulqueñas ya en los años ochenta rebautizó al
puerto como “Cacapulco”. (Citado por Enrique Serna en Milenio. 30.10.2023.)


 

El imperativo histórico

 

En el próximo junio de 2024 se realizarán las elecciones más grandes de la
historia del país. Cerca de cien millones de ciudadanos serán convocados a
votar por las personas que ocuparán la Presidencia de la República, las dos
cámaras del Congreso de la Unión, nueve gubernaturas de los correspondientes
estados, alcaldes, diputados locales, en total varios miles de cargos.
Aunque hasta enero estarán registradas las candidaturas que participarán
finalmente en las votaciones, todas las señales indican que fundamentalmente
habrá dos bloques de partidos burgueses que se disputarán la Presidencia de
la República y los demás cargos. Son dos bloques en muchos aspectos
parecidos formados por personales provenientes de los partidos que han
dominado la política en México desde hace más de un siglo. Los dos bloques
son encabezados por mujeres, un hecho inaudito en la historia política
mexicana. El bloque que encabeza Claudia Sheinbaum de Morena el partido del
presidente, con sus aliados el Partido del Trabajo y el Partido Verde, al
que las encuestas le dan la ventaja. El otro es el Frente que postula a
Xóchitl Gálvez, lo forman el PAN, el PRI y el PRD o sea básicamente
integrado por los tradicionales partidos dominantes antes de 2018 que
constituyen lo que se ha llamado el Prian. Pero la configuración no es
tajante. Precisamente en uno de sus discursos en Guerrero Claudia Sheinbaum
arremetía contra Xóchitl por presentar un equipo que la acompañará en su
campaña integrado por viejos y no tan viejos políticos pertenecientes a los
gobiernos del Prian. Claudia Sheinbaum como es característico de los líderes
burgueses de modo hipócrita ya que ella a su vez tenía la caradura de hacer
ese reproche a Xóchitl teniendo a sus lados a dos exgobernadores prianistas:
a Alejandro Murat quien fue gobernador priista de Oaxaca y a Javier Corral
quien fue gobernador panista de Chihuahua, que sólo hace unos días
decidieron cambiar de chaqueta para acompañar a la morenista. 

 

Así no hay en los dos bloques alternativas representativas de los intereses
inmediatos e históricos de los trabajadores, de sus aliados oprimidos y
explotados en los amplios sectores populares que buscan las opciones cada
vez más urgentes para la solución de sus numerosos problemas y necesidades.
Cada uno de los bloques se identifican con grupos de grandes capitalistas
que se pelean por el botín del Estado, de las relaciones internacionales y
compiten por enriquecer a sus respectivas camarillas. Los del viejo Prian
fueron derrotados electoralmente en 2018 por Morena pero los cinco años
transcurridos del obradorismo no han sido mejores fundamentalmente que los
anteriores. La posibilidad muy real pues ella lo dice una y otra vez, que
Claudia Sheinbaum continue con el obradorismo, con su demagogia, con su
corrupción, con su intolerancia es una realidad hoy percibida por amplios
sectores que votaron por AMLO y que en 2024 ya no lo harán. 

 

Para amplios sectores la gran traición del obradorismo con respecto a una de
sus principales promesas de 2018 y de antes ha sido su postura ante las
fuerzas armadas, el Ejército y la Armada. El pasado 20 de noviembre AMLO
llegó a extremos grotescos en sus elogios a ambas instituciones, pilares
fundamentales de la represión sistémica. Dijo él “Es muy satisfactorio el
poder decir al pueblo de México que tiene a su lado como ángel de la guarda
al gobierno democrático, al Ejército, a la Armada y a la Guardia Nacional
para que nuestro pueblo pueda vivir con paz y bienestar”. Un gobierno
“democrático” acompañado tan estrechamente por los socios militares como la
política de AMLO ha planteado, haciendo prácticamente cogobernantes a las
instituciones armadas, corre riesgos muy peligrosos de dejar de ser
democrático y ceder su lugar, en los momentos difíciles, a los militares.
Los casos han sido numerosos, incluido en México, de los golpes militares
cuando éstos consideran muy débiles los gobiernos civiles.

 

En sus dos mañaneras de los días 2 y 3 de octubre pasados AMLO dedicó largos
discursos a los acontecimientos del 2 de octubre de 1968 y de la noche de
Iguala del 25 de septiembre de 2014. Exculpó por completo en forma
terminante la participación de los militares en la masacre de la Plaza de
las Tres Culturas, participación, según él, ordenada y asumida política y
moralmente por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz. En lo relacionado
a la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa fue incluso más allá.
Refiriéndose directamente al grito multitudinario que se gestó en 2014 en
todos los actos de protesta: “Fue el Estado” y argumentando confusamente una
concepción estrafalaria según la cual el ejército es algo diferente al
Estado AMLO desarrolló un razonamiento inverosímil exculpando también al
presidente Peña Nieto y su subordinado el secretario de la Defensa Nacional
Salvador Cienfuegos, este último incluso condecorado por AMLO. Para el jefe
del bloque obradorista el ejecutor de la masacre de Tlatelolco y el cómplice
de la desaparición de los 43 de Ayotzinapa es un “ángel de la guarda del
pueblo mexicano”. Tamaña mistificación ningún gobernante mexicano había
hecho, AMLO se ha desnudado por entero como un autoritario.

 

Así volviendo a Acapulco y a su reconstrucción, su destino no puede ser
concebido fuera de los avatares nacionales. No sólo la tarea urgente es la
reconstrucción de Acapulco. Su renacimiento no puede darse sin un
renacimiento paralelo a nivel nacional. Y la realidad dura es ineludible:
las necesidades sociales y políticas del pueblo mexicano no serán, no pueden
ser, satisfechas dentro del sistema que sin cesar sigue generando violencia,
desigualdad, vida cara, confusión enajenante y un futuro sombrío e incierto
a la juventud, un sistema que cada uno de los dos bloques electorales
burgueses representa. Tanto el de Claudia Sheinbaum como el de Xóchitl
Gálvez son alternativas que condenan al pueblo de México a más de lo mismo.
Sólo la fundación y forja de un partido de la población trabajadora,
oprimida y explotada, una organización independiente y democrática
enarbolando un programa anticapitalista, libertario, feminista, cuidador del
medio ambiente e internacionalista podrá encabezar la verdadera revolución
socialista transformadora y constructora de un nuevo puerto de Acapulco y de
un nuevo país. Su construcción es la tarea prioritaria de todos los
mexicanos y mexicanas fieles y leales al compromiso liberador y emancipador
del pueblo de México. 

 

* Militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS), profesor de la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), En 1968 integró el
Comité de lucha de Filosofía y Letras al lado de José Revueltas. Autor de
numerosos libros sobre la historia política, económica y social de México.

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