Testimonios / La vida tras la mutilación genital femenina: “Nunca tengo ganas de mantener relaciones sexuales”. [Irene Vega Medina ]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Lun Feb 6 12:32:08 UYT 2023
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6 de febrero 2023
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Testimonios
La vida tras la mutilación genital femenina: “Nunca tengo ganas de mantener relaciones sexualesâ€
Al menos 130 millones de niñas y mujeres han sido vÃctimas de la ablación, una agresión que puede causar infecciones graves, dolor crónico, depresión, infertilidad y muerte. Supervivientes de la amputación narran su caso.
Irene Vega Medina
El PaÃs, 6-2-2023
https://elpais.com/
Fatoumata Jallow tenÃa seis o siete años, no lo recuerda bien, cuando una de las ancianas de su pueblo natal en Gambia le dijo de ir a “comprar caramelosâ€. Tres décadas después vive con las consecuencias de lo que pasó de verdad cuando aceptó aquel encargo. “Aprovechó que mi madre no estaba en casa para llevarme con ella y cortarmeâ€, rememora con una amarga sonrisa. Es una de las 130 millones de niñas y mujeres que han sido vÃctimas de la mutilación genital femenina, según datos de Unicef. Ahora, Jallow describe las secuelas de la decisión que otra mujer tomó por ella. “Nunca tengo ganas de mantener relaciones sexualesâ€, asevera. Tampoco hace uso de los baños públicos. “Me aguanto hasta llegar a casa porque puedo coger cualquier infección fácilmenteâ€, explica en una entrevista en las oficinas de la asociación Karibu, una organización que trabaja en Madrid en defensa de los refugiados y migrantes procedentes de Ãfrica subsahariana.
En su familia, todas las mujeres han sufrido este tipo de violencia de género. “Mi madre no hubiese dejado que me llevasenâ€, asegura, “porque ella también está cortada y siempre nos dijo que no iba a permitir que pasásemos por lo mismoâ€. Jallow es madre de cuatro hijos y está esperando al último. Y tiene miedo. “Perdà a uno durante el parto, en parte por culpa de la mutilaciónâ€, explica.
“Cada caso es único, pero al haber una cicatriz en la zona genital, la piel no es tan flexible, por lo que el parto vaginal es más complejo. Además, depende del tipo de mutilación que se haya hecho y de si existe una infección internaâ€, detalla Nerea Sancho Sánchez, coordinadora del área culturas, géneros y sexualidades de la Unión Nacional de Asociaciones Familiares (UNAF). “Si no ha habido un acompañamiento durante el embarazo y los médicos no saben a qué se enfrentan, las probabilidades de que el parto se complique son más altasâ€, asegura.
En Ãfrica se ha medicalizado la práctica, explica Nicole Ndongala, directora de Karibu. Esto significa que algunos profesionales de la medicina alientan a los padres a llevar a sus hijas a clÃnicas bajo el pretexto de que es más sanitario y menos nocivo para la salud. “No hay mutilación moderna y no moderna, porque tanto en un centro como en una casa se hace daño a la mujerâ€, sentencia. La mutilación causa complicaciones de salud como infecciones graves, dolor crónico, depresión, infertilidad y muerte, informa el Fondo de Población de Naciones Unidas. Y, aunque en las últimas décadas ha habido un descenso de esta práctica, el ritmo debe ser 10 veces más rápido para alcanzar el objetivo mundial de erradicar por completo esta práctica en 2030, y del que este martes se celebra su dÃa internacional.
Pese a los avances, todavÃa tres millones de niñas sufren el corte de sus genitales cada año, denuncia Unicef. Jallow revela con tristeza que una de sus hijas fue una de ellas. No pudo evitar que su historia se repitiera. “Aprovecharon un dÃa que estaba en el mercado y se la llevaron. Si no fuese porque lo hizo mi abuela, la hubiese denunciadoâ€, asegura. Aunque desde 2015 se trata de una práctica ilegal en Gambia, tan solo un caso ha llegado a los tribunales.
Mamadou Bah tiene 29 años y migró de Guinea Conakry a España en 2014. Durante ese tiempo, y antes de estar con su actual pareja, tuvo un matrimonio de culturas, es decir, la unión de dos familias por conveniencia. Con su exmujer tuvo una niña que, al igual que Jallow y la hija de esta, también fue vÃctima de la ablación, aunque en su caso con un resultado fatal: la muerte.
Más de 600.000 mujeres sufren las consecuencias de la mutilación genital femenina en Europa
Él vivÃa en España cuando mutilaron a su hija y asegura que ni él ni la madre conocÃan las verdaderas intenciones cuando le llamaron por teléfono para preguntarle si le parecÃa bien que la niña fuese de vacaciones con la familia de uno de sus hermanos. “Mi exmujer es nigeriana, a ellas no las mutilan, asà que no sabÃa qué iba a pasarâ€, aclara. “Tengo dos versiones de lo que sucedió y hasta que no vaya no lo voy a poder saber. Lo único que tengo claro es que donde estaba mi hija no habÃa vecinos y el hospital más cercano era el de mi pueblo, por lo que se murió desangradaâ€, sentencia.
Un problema europeo
Jallow y la hija de Bah sufrieron mutilación genital femenina en sus paÃses de origen. Soraya RodrÃguez, eurodiputada por Ciudadanos en el grupo Renovar Europa, recuerda en una entrevista con EL PAÃS que, como ellas, en Europa “hay un número muy importante de niñas que están en riesgo de ser sometidas a este crimen, ya que en un viaje a sus paÃses de origen, se aprovecha para llevar a cabo esta práctica y luego ellas vuelven completamente traumatizadasâ€.
Más de 600.000 mujeres sufren las consecuencias de la ablación en Europa y otras 190.000 residentes en 17 paÃses europeos corren el riesgo de ser sometidas a esta práctica nociva, informa la Red europea para acabar con la mutilación. Por eso, subraya RodrÃguez, este es también un problema en la Unión Europea (UE). Para abordarlo, el Parlamento está preparando una directiva contra la violencia de género, que incluye la mutilación genital femenina como un crimen.
“Todas las medidas de prevención y los servicios de asistencia que se establecen en la directiva se van a aplicar también a las vÃctimas de la mutilación genital femenina. Y, de forma especial, el artÃculo 29 establecerá un apoyo especializado para ellas en territorio europeoâ€, aclara RodrÃguez. La previsión es que el texto se vote en mayo o junio. Además, “hay un sentimiento compartido de que España debe presidir. SerÃa la mejor opciónâ€, anota la eurodiputada. “Hay un reconocimiento generalizado de que es uno de los paÃses más avanzados en legislación sobre violencia de géneroâ€. Bruselas, sentencia, llega tarde a estas medidas.
En España, practicar la ablación ―aunque esta se lleve a cabo fuera de las fronteras— está penado con entre 8 a 12 años de cárcel para los progenitores y la retirada de la patria potestad de la menor de edad, pues son los padres los responsables de su seguridad. “No se producen muchas denuncias y de las que sà se presentan, no hay demasiadas que llegan a los tribunalesâ€, explica la eurodiputada. Cuando un caso llega a juicio, continúa, “no existen demasiadas sentencias condenatoriasâ€. En España, la primera condena que dictaminó la Audiencia Nacional fue en 2013, a una mujer senegalesa. Para RodrÃguez hay todavÃa “muchÃsimas lagunas†que impiden el trabajo de prevención y persecución de este crimen cuando ya se ha producido.
Nerea Sancho Sánchez, de la UNAF, afirma que la aprobación e implementación de la directiva europea en preparación será un paso importante que avalará el trabajo que realizan diversas organizaciones en este ámbito. Sin embargo, puntualiza que la directiva no es suficiente: “Si no la acompañamos con todo lo demás [apoyo psicológico, educación y trabajo de prevención], se estará revictimizando a las familias que, en muchas ocasiones, ya viven en una situación de exclusión en Europaâ€.
Nicole Ndongala, directora de Karibu, sugiere un cambio en las actuales leyes, como la española, para que no siempre se condene a los progenitores, ya que en muchas ocasiones no logran evitar que sus hijas sean mutiladas durante visitas vacacionales a sus paÃses de origen. A veces, como en el caso de Bah, desconocen que la familia planea efectuar el corte. Pero al enterarse, el temor a ser condenados, les lleva a tomar la decisión de dejar a sus hijas en aquellos paÃses, explica Ndongala.
Bah está convencido de que el cambio está por llegar, pero que es difÃcil. Es una práctica muy arraigada en muchos paÃses y hay demasiadas creencias erróneas en torno a ella. “Hay una mujer con nosotras que sufrió mutilación cuando tenÃa dos años y, cuando vivÃa en su paÃs, se reÃa de aquellas que no habÃan sido cortadas. SentÃa que estaba por encima de ellas. Al migrar, cambió su mirada y ahora informa a otras de por qué la mutilación es peligrosaâ€, explica la directora de Karibu. Jallow añade otro de esos mitos a desmontar, uno que ha vivido en carne propia. “Los hombres piensan que si no estás cortada vas a tener ganas de hacerlo con todo el mundo y a todas horas. Hay que enseñarles que eso no es asÃ, que cada mujer es única y tiene derecho a disfrutar de la vidaâ€, zanja.
En EtiopÃa, el fin de la mutilación genital femenina está más cerca
El proyecto Poner fin a la Mutilación Genital Femenina en EtiopÃa de la asociación Amref Salud Ãfrica informó el pasado 19 de enero de que el 90% de las niñas nacidas durante el periodo del proyecto en los distritos de Awash Fentale, Amibara y Argoba, en Afar, una región al norte de EtiopÃa, colindante con Yibuti, están libres de mutilación genital femenina. La iniciativa comenzó el 1 de febrero de 2020 y finalizó el 31 de mayo de 2022. Un estudio posterior, llevado a cabo en agosto del 2022, llegó a la conclusión de que se habÃa reducido el porcentaje de niñas mutiladas menores de dos años del 89,7% al 14,2%.
Para lograr este resultado, se impartieron formaciones sobre las diferentes prácticas nocivas. Además, realizaron un documental y una obra de teatro con los habitantes de las zonas en el que se contaron sus experiencias con la mutilación genital femenina. La ONG destaca el cambio de mentalidad de la nueva generación de niñas y mujeres, y la implicación del lÃder religioso y comunitario de una de las localidades de Afar. "Que se posicionase en contra de esta práctica, ya no solo como dirigente, sino como hombre, fue fundamental. Supo empatizar y comprender que esto es una violación de los derechos humanosâ€, asevera Iraxis Bello Alzuate, trabajadora de la organización.
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