Cuba/ Poca oferta y altos precios de alimentos agujerean los
bolsillos. [Luis Brizuela]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Sab Mar 18 00:09:44 UYT 2023
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Correspondencia de Prensa
18 de marzo 2023
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Cuba
Poca oferta y altos precios de alimentos agujerean los bolsillos
Luis Brizuela, desde La Habana
Inter Press Service, 15-3-2023
https://ipsnoticias.net/
Las baja producción agropecuaria y los crecientes precios de los alimentos
en Cuba golpean a numerosas familias cuyos salarios y pensiones mermados por
la inflación impide satisfacer necesidades de consumo y complican el acceso
a una dieta variada y de calidad.
“Una debe volverse maga para hacer al menos una comida diaria. Los
‘mandados’ (productos subsidiados de la cartilla de racionamiento) ayudan en
algo, pero la mayor parte del mes hay que ‘inventar’, porque el dinero no
alcanza”, reconoció a IPS la jubilada Maritza Suárez, residente en La
Habana.
El gobierno vende cada mes para una población de 11,1 millones de habitantes
una canasta básica compuesta por arroz, azúcar, granos, huevos, café y
aceite, entre otros alimentos, accesible mediante la actual escala de
salarios y pensiones.
Resulta un paliativo sobre todo para personas con bajos ingresos, pero sus
cantidades y variedad son insuficientes. Las necesidades alimentarias deben
completarse en tiendas en divisas, establecimientos agropecuarios y a través
del mercado informal, con precios muy elevados.
El arroz duplicó en pocos meses su valor y una libra se cotiza
aproximadamente en 1,5 dólares, en un país cuyo salario medio equivale a 35
dólares y la pensión mínima ronda los 13 dólares.
El envase con 30 huevos -también en el mercado negro- se comercializa en
12,50 dólares, similar al precio que puede alcanzar un litro de aceite de
soja; y alrededor de 1,25 dólares debe desembolsar quien desee una libra
(453 gramos) de azúcar crudo.
Para Suárez, quien vive sola y no recibe remesas, remarcó que “nadie que
viva únicamente con su chequera (pensión) puede con esos precios”, después
de recordar que su jubilación equivale a unos 15 dólares.
Aun cuando dispone de ingresos extras por cuidar a una persona anciana cerca
de su casa, Suárez aseguró prescindir de la leche en polvo, queso y
tubérculos como la malanga (Colocasia esculenta), “porque son un lujo que no
puedo darme cuando hacen falta además especias, hortalizas, aseo personal o
medicamentos”.
Similar dilema tiene el ingeniero Osvaldo Acuña, en la occidental provincia
de Mayabeque, quien reconoció al dialogar con IPS que si bien él y su esposa
maestra trabajan, después de pagar las facturas hogareñas “los salarios
(unos 80 dólares entre ambos) se van casi enteros en comida y sin acceder a
muchas cosas que quisiéramos”.
Con dos hijos estudiantes, uno en la enseñanza primaria y otra en la
secundaria, Acuña comentó, desde la localidad de Santa Cruz del Norte, que
para las meriendas “la madre y yo buscamos refrescos instantáneos, a veces
alguna fruta para jugos y el pan que nos dejamos de comer para que ellos
tengan uno más. Comprar de manera estable yogurt o dulces es prohibitivo”.
Algunas cifras
La inflación de los precios internos de alimentos es un fenómeno global,
debido a múltiples factores que van desde la sequía en África oriental hasta
las consecuencias de la guerra en Ucrania y su impacto en la disponibilidad
de cereales, alertó a fines de febrero un reporte del Banco Mundial.
El incremento de los costos de la energía y fertilizantes impactará asimismo
en el poder adquisitivo de los países importadores y los volúmenes de
alimentos que podrán comprar, ha advertido la Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En Cuba, “la oferta de alimentos sigue siendo baja con respecto a la
demanda”, explicó a IPS el economista Omar Everleny Pérez Villanueva.
Subrayó que “las cifras de la producción agrícola son desalentadoras” en un
país que necesita importar alrededor de 80 % de los alimentos que consume.
Recordó que “las importaciones de alimentos disminuyeron por dificultades
con las divisas externas”, debido a la contracción de las principales
fuentes de ingresos, impactadas por la covid.
Datos oficiales ubican en más de 600 000 toneladas el arroz necesario para
cubrir la demanda interna, pero las dos terceras partes deben importarse,
muchas veces de naciones lejanas como China o Vietnam.
La producción de café no sobrepasa las 10 000 toneladas anuales frente a un
consumo estimado en 24 000 toneladas.
Otrora gran productora de azúcar, la isla aspira a producir este año apenas
455 000 de las 600 000 toneladas que requiere.
El año pasado, y lejos de la demanda, los planes de producción “alcanzaron
32,5 % en el caso de los huevos y la carne de cerdo 81 %”, apuntó Pérez
Villanueva.
“Mientras la oferta no cubra las necesidades de la población, el mercado se
impone y ajusta los precios a aquellos que puedan pagarlo”, argumentó el
experto.
Pérez Villanueva estima en unos 267 dólares mensuales el costo de la vida de
una persona en Cuba, e incluso para que una familia de dos miembros enfrente
gastos elementales.
Inflación y otros escollos
Al referirse a otros factores adversos en el complicado contexto cubano, el
economista mencionó la elevada inflación, tras al reordenamiento económico
iniciado en enero de 2021.
Si bien se incrementaron salarios y pensiones, el exceso de circulante en
medio del desabastecimiento de productos esenciales, incluidos los
alimentos, rápidamente diluyó la capacidad de compra.
De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadística e Información (Onei), la
inflación interanual en 2022 se aproximó a 40 %, después de un aumento de 77
% un año antes.
Otro obstáculo resulta el embargo estadounidense que entorpece el acceso a
créditos internacionales y las operaciones comerciales, además de encarecer
fletes para el traslado de mercancías, sostienen funcionarios
gubernamentales.
La dolarización parcial y aumento de los establecimientos que desde 2019
venden alimentos en monedas convertibles (MLC), provenientes
fundamentalmente de remesas, además de segmentar los mercados suscitan
inconformidades ciudadanas.
Según las autoridades, el criticado mecanismo busca recaudar divisas para,
con una parte de ellas, abastecer los comercios en pesos cubanos.
A ello se suma las operaciones de plataformas digitales que venden en línea
alimentos, muchos producidos en el país, a precios aún mayores que en las
tiendas en MLC y cuyos pagos deben hacerse desde el exterior.
Sectores como la agricultura, la ganadería y la pesca reciben inversiones
muy por debajo de las que absorben los servicios empresariales, actividades
inmobiliarias y de alquiler que incluye la construcción de hoteles,
evidencian datos oficiales.
A esto se suma la baja productividad y descapitalización de la mayoría de
las industrias, entre ellas las productoras de galletas, caramelos,
refrescos, helados, conservas y embutidos, entre otras.
Siguen sin apreciarse en las mesas de los hogares cubanos los resultados de
decenas de medidas gubernamentales para intentar aumentar las producciones
agrícolas, ni de la entrega en usufructo de tierras sin cultivar iniciada
hace 15 años.
Expertos en el tema y campesinos mencionan entre otras rémoras la incidencia
de plagas en algunos cultivos, la falta de semillas de calidad,
fertilizantes y pienso animal; insuficientes sistemas de riego, éxodo de
personas del campo a las ciudades, así como impagos a productores.
También conspiran la necesidad de maquinaria moderna, insumos de labranza y
vehículos para que campesinos trasladen directamente sus cosechas a los
mercados, así como estructuras burocráticas que lastran la comercialización.
Medidas
La escasez de alimentos en pesos cubanos, y el malestar social por
inequidades en el acceso e ilegalidades en sus ventas, obligó a las
autoridades a reorganizar el comercio de productos como la carne de pollo,
aceite, salchichas, picadillo (carne molida) y detergente, mediante ciclos y
control de las compras a través de tarjetas y la cartilla de racionamiento.
Desde julio de 2021, la Aduana General de la República aprobó, y luego
renovó cada seis meses, la autorización temporal para que las personas
naturales importen alimentos, medicamentos y aseo sin carácter comercial en
su equipaje acompañado, sin límite de cantidades y exenta del pago de los
aranceles.
La posibilidad de que pequeñas y medianas empresas privadas importen
alimentos y materias primas, con empresas estatales como intermediarias,
favorece que una parte de la población acceda a insumos deficitarios y hasta
en algunos casos, con precios inferiores a productos nacionales, como es el
caso de la cerveza.
No obstante, no pocas personas consideran que cafeterías y negocios privados
influyen en los altos precios, pues algunos se dedican a la reventa de lo
adquirido en tiendas en MLC.
Otros señalan que entidades estatales mantienen elevados precios de sus
producciones buscando rentabilidad y que traspasan al consumidor final sus
posibles ineficiencias.
Recientes intercambios en redes sociales entre economistas y ciudadanos
analizaron la idoneidad o no de poner límites los precios máximos, en
paralelo a una efectiva estrategia para estimular la agricultura.
A juicio de Pérez Villanueva, la medida pudiera aplicarse, “pero en un lapso
breve”, porque “a mediano plazo, los productores y comercializadores se
retiran del mercado, o actúan clandestinamente y eso conlleva otro
incremento de precios”.
“La solución es liberar las trabas para el incremento de la producción
agrícola o la liberalización de las importaciones a los agentes no
estatales”, convino el analista.
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