Cuba/ El interminable estancamiento de la economía. [Libération]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Jue Ene 4 23:08:42 UYT 2024
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Correspondencia de Prensa
4 de enero 2024
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Cuba
«¿Cómo voy a mantener a mi familia?» La larga depresión 65 años después de
la revolución
Sometida aún a un embargo estadounidense, la isla caribeña se hunde en una
profunda depresión, agravada por la hiperinflación y los riesgos climáticos
recurrentes. Esta situación es una catástrofe para los habitantes de la
isla, que cada año son más los que se marchan al exilio, y ha llevado al
gobierno a anunciar un plan de austeridad.
Laurence Cuvillier
Libération, 2-1-2024
https://www.liberation.fr/
Traducción de Correspondencia de Prensa
Los sonidos típicos de una capital latinoamericana no se oyen en La Habana.
No hay embotellamientos de tráfico con sus estridentes bocinas. Ni eslóganes
publicitarios, ni gritos de vendedores ambulantes. En el centro histórico,
sólo hay gente ociosa sentada en calles casi vacías, intercambiando algunas
noticias con una mirada sombría en sus rostros o concentrados en sus
smartphones. Los conductores de bicitaxis se adormecen, apabullados por el
aburrimiento de un día sin turistas. Aunque casi todos los documentales
sobre La Habana comienzan con el sonido de la salsa, hasta ésta se ha
perdido, ya no suena la música en las calles. Sólo sigue viva en unos pocos
lugares de interés cultural.
Frente al Teatro América, un cartel escrito con rotulador -la imprenta casi
ha desaparecido- anuncia: «Esta noche, concierto en homenaje al compositor
Benny Moré». Unas sesenta personas hacen cola, los que aún pueden permitirse
gastar parte de su presupuesto en un espectáculo: la entrada cuesta 70
pesos, unos 30 céntimos de euro. No está nada mal en un país donde el
salario medio ronda los 30 euros al mes. Dentro de la sala, un calor
sofocante envuelve a los espectadores: la ventilación no funciona. Para
combatir la humedad y los mosquitos, la solución son los abanicos. Algunos
afirman que los músicos son los más afectados, chorreando sudor bajo los
focos. Resuena el Son Cubano, alegre y juguetón, hecho para coquetear bajo
el sol. Los vientos y las cálidas voces llenan una sala en la que podría
haber cabido diez veces más gente.
La Habana, una sombra de ella misma
En Cuba, la vida se ha convertido en una búsqueda cotidiana de la
supervivencia. En los minimercados, los productos están dispuestos de manera
tal que seis latas ocupan el espacio de un estante entero. ¿Hay huevos? No.
¿Productos lácteos? No. ¿Productos cárnicos? Algunos embutidos industriales,
sí... Cuba produce apenas el 30% de los alimentos que necesita su población.
¿Cómo puede un país no producir huevos? Principalmente porque no se importan
los alimentos para animales. Y para producir los cereales necesarios para un
criadero avícola sólido, hacen falta fertilizantes... que el país ya no
puede permitirse comprar. Los cubanos obtienen todavía algunos alimentos a
través de la «libreta», la canasta de provisiones que el Estado les prepara
cada mes: aceite, arroz, frijoles, azúcar, un poco de pollo y a veces cinco
o seis huevos. Suficiente para alimentarse durante una semana, no más. «Lo
que te dan a través de la libreta disminuye constantemente. Y cuando te
quitan algo, sabes que nunca lo volverás a encontrar...». Chaula, madre de
dos hijos que espera en una estación de autobuses, se tira de los pelos en
cuanto llega al final de la exigua canasta. «A 350 pesos la libra de
frijoles, ¿cómo voy a mantener a mi familia? ¡Gano 6.000 pesos al mes!»
Caminar por la calle Galiano es como retroceder en el tiempo. La falta de
artículos en las tiendas es flagrante, y también la falta de gusto. Todo
indica la falta de esperanza. Entremezclados y polvorientos, un fregadero y
unas palanganas de plástico junto a un par de zapatos agrietados y algo de
ropa pasada de moda. Una grieta que atraviesa la gran vidriera está
remendada groseramente con cinta adhesiva marrón. El único detalle que nos
devuelve a 2023 es un pequeño cartel: «Al igual que el virus causante de
esta pandemia, el embargo impuesto por Estados Unidos está causando daños
económicos y humanos al pueblo cubano.»
Unos andamios de madera frágiles y rudimentarios sostienen algunos balcones.
Pintura, postigos, fachadas, techos: todo necesita ser reconstruido. La
Habana Vieja parece haber ido más allá de toda reparación. Por todas partes
faltan ladrillos y trozos de pared. Según cifras oficiales, unos 46.000
edificios de la capital necesitan reparaciones importantes para mantenerse
en pie.
En casa de Luis, un músico jubilado de 86 años, el yeso se ha desprendido
del techo, pedazo a pedazo. Una gran grieta atraviesa la arcada del salón,
que ya no es más que una habitación casi vacía, decorada únicamente con una
silla plegable y el comedero de un gatito hambriento al que sólo puede
ofrecer un poco de arroz y judías rojas, el «congrí», alimento básico en
Cuba. «¡Si pudiera encontrar comida para gatos, me la comería yo mismo!»,
ríe sarcásticamente.
Desde el patio se ven los restos de una escalera de madera, a la que le
faltan varios escalones. A principios de este año, su vecina, una mujer de
unos cincuenta años, había subido para llevarle comida a su hermano. Al
volver a bajar, los peldaños cedieron bajo su peso. La caída, de unos cuatro
metros, fue fatal. La escalera no ha sido reparada desde entonces. El
hermano de la fallecida sigue bajando de vez en cuando, pese a los escalones
faltantes…
Y sin embargo, en la avenida Independencia, los eslóganes siguen proclamando
un «Hasta la victoria siempre» que muchos piensan no haber visto nunca. Los
carteles que muestran a un joven Fidel Castro con la frente alta recuerdan
que Cuba se aferra a su pasado: el partido comunista sigue siendo el único
autorizado en la isla y más de 1.000 presos políticos permanecen
encarcelados desde las manifestaciones del 11 de julio de 2021, cuando miles
de personas salieron a la calle para protestar contra la falta de alimentos
y las restricciones sanitarias.
«¡Y habrá muchos más!»
A un costado de una carretera cerca de Pinar del Río, en el oeste de la
isla, un edificio diminuto pintado de un azul muy alegre: Escuela Máximo
Gómez Báez. Esta escuela apenas es más grande que un bungalow. Y está vacía.
Cuba está envejeciendo. La tasa de fertilidad ya no supera 1,5 hijos por
mujer, y la población en edad fértil no deja de disminuir. En 2022, más de
300.000 cubanos intentaron entrar en Estados Unidos, según cifras del
gobierno estadounidense. Esto representa el 2,5% de la población total de la
isla y el 4% de su población activa. «¡Y habrá muchos más!», exclama
Santiago, un ingeniero industrial de 31 años que se convirtió en taxista
«para poder comer».
Heredó de su padre un Chevrolet Bel Air de 1956 - las importaciones de
coches americanos se paralizaron tras el embargo de 1962, por lo que Cuba es
un museo al aire libre de coches antiguos, que conviven de forma curiosa con
miles de pequeñas motocicletas eléctricas importadas de China para compensar
la falta de combustible en la isla. El coche hace un ruido parecido al de un
transatlántico y consume unos 17 litros cada 100 km: «En las gasolineras
públicas, un litro cuesta 24 pesos [unos 10 centésimos de euro]. Pero en
casi todas se ha agotado el combustible. Y en el mercado negro acaba de
aumentar a 150 pesos». Para Santiago, es la gota que colma el vaso. Se
acabó», confiesa. Estoy pensando en irme en diciembre. Si mi novia puede, me
iré con ella». Piensa tomar un avión a Nicaragua y luego regresar a México,
desde donde tramitará el asilo en Estados Unidos.
Sin embargo, el gobierno cubano había mostrado cierta voluntad de apertura
cuando, en 2019, aprobó una reforma que autorizaba la creación de pequeñas
empresas privadas con menos de 100 empleados. Desde entonces, han surgido
unas 6.000 pymes, principalmente en los sectores de la restauración y la
producción agrícola. Pero en un mercado nacional deprimido, golpeado por una
inflación galopante (39% en 2022 y 30% en 2023) y abandonado por los
turistas, se trataba en definitiva de un vendaje sobre una herida infectada.
Los campos, la tierra estéril
El mismo círculo vicioso afecta a uno de los productos más emblemáticos de
la isla: el azúcar. Madruga es una pequeña ciudad que vivía al ritmo de la
cosecha de la caña de azúcar. Frente a la central Boris Luis Santa Coloma,
los vagones oxidados, la hierba entre los rieles y el profundo silencio en
los hangares evidencian la brusca caída de la actividad. Alfonso trabaja
aquí desde hace tres décadas. «¿Antes? Era increíble todo el azúcar que
producíamos aquí. ¡Hasta 40.000 toneladas sólo en esta planta! Pero ahora
sembramos mucho menos y no madura bien. Antes, la caña era mucho más gruesa,
porque le dábamos lo que necesitaba: ¡abonos, pesticidas!». Las cosechas de
caña de azúcar ya no representan ni el 5% del volumen histórico alcanzado en
1970. De los 8,5 millones de toneladas de entonces, este año la producción
cayó a sólo 350.000 toneladas.
Algunos cultivos, sin embargo, siguen prosperando. El tabaco, otro sector de
exportación, sigue contando con el presupuesto y la maquinaria agrícola
necesarios para alcanzar sus objetivos. Pero en la isla, que es estrecha y
larga, ninguna región está a salvo de los huracanes. En cuanto los vientos
superan los 60 km/h, tenemos que desmontar todos los invernaderos para no
perder las estructuras», explica Héctor Ortega, ingeniero agrónomo de
Tabacuba. Así que movilizamos nuestros recursos humanos para este
desmontaje, que dura varios días, y después de que haya pasado el ciclón,
para volver a colocar todo en su sitio». La salinización y las inundaciones
provocan una pérdida de fertilidad y daños materiales importantes. Sin
embargo, tanto en los campos como en otros lugares, nada se pierde, todo se
recicla, porque nunca se puede estar seguro de encontrar algo nuevo. Incluso
el alambre puede convertirse en un gran problema. Se trata de arreglárselas
con lo que hay en un país en el que todo, incluso las ideas, parece estar
gastado.
***
El interminable estancamiento de la economía cubana
Enfrentándose a la inflación, a la disminución de los ingresos del turismo y
a la escasez de alimentos y de energía, el país ha adoptado un plan de
austeridad. En dos años, el 5% de la población se ha ido al exilio.
François-Xavier Gomez y AFP
Libération, 2-1-2024
https://www.liberation.fr/
Traducción de Correspondencia de Prensa
El lunes (1° de enero), Cuba celebró el 65 aniversario de su revolución con
un discurso de Fidel Castro. El «Líder máximo», fallecido en 2016, apareció
en forma de holograma, en el mismo balcón de la plaza central de Santiago de
Cuba donde pronunció su primera arenga al pueblo el 1° de enero de 1959,
tras la victoria guerrillera sobre la dictadura de Fulgencio Batista. Ante
la atónita mirada del presidente Miguel Díaz-Canel y de su hermano Raúl
Castro, de 92 años, el fantasma recitó algunos fragmentos del famoso
discurso antes de volatilizarse.
Aparte de su pasado, Cuba tiene poco que celebrar en este comienzo de año.
Mientras que la mayoría de las economías del mundo se han recuperado después
de la crisis del Covid, la isla socialista sigue estancada. El PIB para 2023
podría caer un 2%, según el gobierno. Las previsiones oficiales esperaban un
crecimiento del 3%. En el espacio de dos años, 425.000 cubanos han huido a
Estados Unidos para escapar del atolladero, la escasez y la falta de
perspectivas. Con los que se marchan a Europa o América Latina, esto
representa al menos el 5% de la población.
«Boom del mercado negro»
Al país le faltan dólares y combustible. A finales de diciembre de 2023, el
ministro de Economía, Alejandro Gil, anunció una serie de medidas de
austeridad, entre ellas el aumento de los precios de la gasolina, la
electricidad y los productos alimenticios, subrayando las «graves
limitaciones» a las que se enfrenta el país. Un eufemismo para referirse al
régimen comunista, que achaca todos sus males al embargo económico impuesto
por Estados Unidos desde 1962.
En 2023, la inflación fue del 30%, frente al 39% de 2022, pero estas cifras
oficiales son refutadas por los economistas, que consideran que el aumento
de los precios ha alcanzado niveles de tres dígitos en los últimos años. Al
mismo tiempo, el dólar gana terreno frente al peso cubano en el mercado
informal: el billete verde se cotiza a 265 pesos en la calle, y a 120 en los
bancos estatales. A pesar de la reforma monetaria de 2021, acompañada de un
fuerte aumento de los salarios. «Pero sin un aumento de la producción, las
consecuencias han sido un mercado negro desenfrenado y una espiral
inflacionista», señala el sociólogo Vincent Bloch, autor de una obra de
referencia sobre Cuba (La Lutte. Cuba après l'effondrement de l'URSS,
éditions Vendémiaire, 2018).
En lo relativo al turismo, un sector vital para la economía, el país recibió
2,4 millones de viajeros en 2023, por debajo de los 3,5 millones previstos.
Aumentó la cantidad de visitantes provenientes de un solo país: Rusia. Al
mismo tiempo, la vecina República Dominicana anunció a finales de diciembre
de 2023 que había alcanzado la cifra de 10 millones de turistas extranjeros
en el año, un récord histórico.
No hay «contagio democrático»
Cuba, donde las empresas estatales son predominantes, abrió ligeramente su
economía al sector privado en 2021, con la creación de pequeñas y medianas
empresas, las mipymes. Pero esto dista mucho de las condiciones del libre
mercado: «Las mipymes no pueden abastecerse en el extranjero, tienen que
pasar por intermediarios estatales, y esos circuitos siguen siendo opacos»,
subraya Vincent Bloch, que añade: «Muchos de estos nuevos actores parecen
ser, en realidad, testaferros, personas que gravitan en torno a la élite
dirigente.»
En 2023, la palabra clave de los dirigentes del país era «bancarización».
Las autoridades quieren controlar mejor los flujos financieros obligando a
la población a depositar sus recursos en cuentas, sobre todo los dólares que
reciben de sus familiares expatriados, y a utilizar una tarjeta de pago lo
más a menudo posible. La intención es limitar las transacciones ilegales,
pero también ejercer un control sobre las pequeñas libertades económicas
concedidas. «El Estado está atento a que los comerciantes a los que les va
bien no tengan la tentación de respaldar las aperturas económicas con
reivindicaciones políticas, en términos de multipartidismo por ejemplo»,
prosigue el sociólogo.
En 2016, en el momento de su histórica visita a La Habana, Barack Obama
apostaba por el apoyo al embrionario sector privado como medio, por
«contagio democrático», de desarrollar las libertades en Cuba. Un análisis
que los hechos desmienten. «Si usted quiere mantener una actividad económica
rentable en Cuba, tiene que dar pruebas de su conformidad política»,
concluye Vincent Bloch.
El lunes en Santiago, entre los fragmentos de discursos pronunciados por el
virtual Fidel no figuraba aquel en el que decía: «Si un gobierno es malo, el
pueblo lo cambia y elige uno mejor». Desde 1959, no ha habido elecciones
pluralistas y democráticas en la isla, donde sólo pueden ser elegidos los
miembros del Partido Comunista, única formación política autorizada.
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